La genuina sonrisa de Takashi Inui siempre ha sido uno de los detalles que más han llamado la atención sobre su persona, además de su gran juego con los pies y buen golpeo de balón.
Una actitud entrañable y risueña con la que siempre parecía divertirse cada vez que salía al terreno de juego. Hasta que llegó al Real Betis, donde no dio el rendimiento esperado y terminó sin continuidad.
Tras media temporada de penurias, el conjunto verdiblanco decidió que saliese cedido al Alavés. Doce partidos disputó con el conjunto 'babazorro' y su inigualable sonrisa volvió a su rostro.
Su rendimiento fue bueno y el club al final del verano intentó hacerse con su pase de forma definitiva. No tenían oferta de compra y el Betis tasó al nipón en tres millones de euros, una cantidad que resultó excesiva en vitoria.
Aprovechando la coyuntura apareció el Eibar y decidió volver a apostar fuerte por él. A sus 31 volvía al lugar en el que se sintió más cómodo desde que llegó a España.
Ahora, poco más de medio año después de ese cambio de rumbo, Inui vuelve a visitar Mendizorroza. Aquel campo le ayudó a recuperar la sonrisa, pero al final regresó a su lugar de origen.