Pocos son los que se atreven a toser -deportivamente hablando- a Messi y Cristiano Ronaldo. En la última década, Barcelona y Real Madrid se han vanagloriado de contar en sus filas con dos jugadores que han ido sumando un Balón de Oro tras otro. Cinco tienen cada uno, aunque la película podría haber sido bien distinta si Bastia o Cádiz hubieran cambiado la historia a principios de siglo.
Hoy son estrellas prácticamente incomparables, pero también tuvieron que abrirse un hueco desde cotas más bajas. Es el caso de Cristiano, que creció de forma humilde en Portugal. Es harto conocido que el luso se marchó muy joven a la escuela del Sporting de Portugal, club en el que en muy poco tiempo demostró que estaba llamado a marcar una época.
Sin embargo, con apenas 16 años pudo cambiar Portugal por Francia. El Bastia venía de terminar duodécimo en Ligue 1 y rastreaba Europa buscando jóvenes perlas con las que levantar su proyecto. Se encontró con Cristiano tras un amistoso e intentó su contratación. "Su club pedía 800.000 euros", aclaró de forma pública Jo Bonavita, antiguo director deportivo de la entidad francesa.
Según Bonavita, a sus oídos llegó que Cristiano estaba interesado en jugar en la Liga Francesa, por lo que se puso en contacto con la escuadra portuguesa. Para su pesar, el Bastia llegó tarde y Cristiano se marchó finalmente al United. Una decisión que marcó un antes y un después en la historia del Bastia, ahora perdido en las divisiones inferiores francesas y que también pudo firmar a Ribéry.
El Cádiz y Messi, una cesión que nunca llegó
Un par de veranos después de aquello, el Cádiz asomó por Primera y se fijó en un pipiolo Leo Messi, que ya despuntaba en el Barcelona. Sin embargo, al argentino se le cerraron momentáneamente las puertas del primer equipo porque la plantilla ya contaba con tres jugadores extracomunitarios
Messi se salió en el Carranza de 2005 y el Cádiz se enamoró de él. Vio un resquicio que aprovechar y solicitó la cesión del ahora 'crack' absoluto del Barcelona, que en su momento vio con buenos ojos la operación. Fue Rijkaard el que lo frenó todo y consiguió que el club parara una cesión que llegó a las portadas de los periódicos.
Finalmente, Messi obtuvo la nacionalidad española en septiembre y consolidó su estatus en el Barça. El resto ya es historia, como con Cristiano. Dos leyendas de nuestro fútbol que estuvieron a escasos detalles de variar sensiblamente sus carreras deportivas, que hoy en día son un ejemplo de rendimiento y constancia.