El futbol es cuestión de rachas. Y de ánimos. Estos se han pasado más que caldeados toda la primera parte del curso, pero ahora el Dépor parece otro. Las nubes se hacen a un lado y el sol brilla más que nunca este curso en Riazor.
La tercera victoria seguida del cuadro coruñés llegó con el sufrimiento que suele ir de la mano de los partidos en Segunda. Como prueba, el tempranero gol del Racing que revivió algún fantasma en el templo blanquiazul.
Cejudo batió a un Dani Giménez algo lento en su reacción en el minuto 15. El visitante adelantó a su equipo con un inesperado y ajustado disparo ante el que, quizás, pudo hacer algo más el meta deportivista.
El tanto confundió a un cuadro local que había salido a por el triunfo con decisión desde el minuto uno. Pero tocaba remar contracorriente, algo a lo que los gallegos se han acostumbrado esta temporada. Fernando Vázquez ayudó a esa lucha con un cambio a la media hora que acabaría siendo decisivo. Çolak entró por Montero y todo empezó a cambiar.
Sabin Merino, recién llegado al Dépor, se estrenó con el tanto del empate a los 32 minutos. El delantero, con un cabezazo en el área, superó a Luca Zidane e hizo subir el 1-1 al marcador. El resultado se mantuvo hasta el descanso.
Ya en la segunda parte, la igualdad reinó en el inicio. Pero Çolak, a los nueve minutos de la reanudación, desequilibró una balanza que vivió varios arreones en la misma jugada.
El turco, que 'redebutaba' con el cuadro gallego, se sacó un golazo de la chistera que estropeó con la celebración. Caño, amago y zapatazo con la zurda al fondo de la red. Zidane solo pudo ayudar con una inútil estirada.
Pero Çolak, eufórico, se ganó la segunda amarilla por encaramarse a la grada para festejar la diana con los aficionados locales. Gol y expulsión en cuestión de segundos. Nadie se lo podía creer en Riazor.
Lo que posiblemente hace unas semanas se habría convertido en un suicidio le acabó saliendo bien al Dépor. El Racing basó sus opciones de remontada en colgar balones sin chicha al área. Solo uno, rematado por Yoda, dio problemas a un Dani Giménez que dejó una gran parada para evitar el tanto.
Tanto el portero local como el visitante dejaron un par de intervenciones más en la recta final hasta que, en el añadido, llegó un córner que hizo temblar al Deportivo. Papunashvili tuvo el empate con un remate de cabeza que se marchó fuera por poco en la última jugada del partido.
Al final, el Dépor suma otros tres puntos que le hacen abandonar la última posición y meter en ella, precisamente, al Racing. Con 21 unidades, los de Fernando Vázquez respiran y ya ven a un punto la salida del descenso. Con 19, los santaderinos tendrán que ponerse las pilas.