"Te voy a dedicar mi próximo gol aunque me cueste una amarilla", le dijo el delantero azulgrana a Candela. Y cumplió su promesa.
La niña le había pedido que llevase una camiseta con el nombre de la enfermedad que padece para concienciar a la sociedad. Para ello le ofreció una camiseta blanca para que se la pusiera debajo de la suya, pero el uruaguayo escribió el mensaje en una del Barça, que tenía preparada en el banquillo, para evitar la amarilla.