El canal '#Vamos' de 'Movistar+' emitió en marzo de 2019 el documental 'FC Maradona', en el que se repasaba el paso del ex futbolista argentino por el Barcelona. El auge y caída de un mito que no pudo brillar en el Barça. Ahora, tras su llorado fallecimiento, rescatamos su paso por el Camp Nou.
Maradona fue como una cerilla. Brilló con gran fuerza al principio, luego pareció apagarse, y finalmente mantuvo su aura el tiempo suficiente para terminar autoconsumiéndose.
Su primer chispazo lo dio en Argentina. El Barça quedó prendado de él y, tras varios intentos y cuatro años, logró ficharle en el verano de 1982. El Barcelona había logrado algo que no parecía posible.
Aquel Maradona irradiaba ilusión a su llegada a la 'Ciudad Condal'. No tardó en convertirse en un ídolo para la afición y en un referente para el vestuario. Valga como ejemplo el episodio de las primas.
Cuentan en el citado documental que Maradona andaba, en cierto momento de la temporada, renqueante de una pequeña lesión. Los médicos recomendaban descanso para el argentino, pero él se sintió presionado para jugar.
La razón era el dinero. Si jugaba, recibiría una prima, y Maradona, lejos de renunciar a ella, forzó, jugó y, quizá para sorpresa de muchos hoy, exigió que esa prima fuera repartida entre sus compañeros.
Pero esa vida de exultante felicidad pronto dejó paso a una serie de oscuros episodios que debieron presagiar lo que luego ocurriría con Maradona.
Su casa en el lujoso barrio de Pedralbes, en la que puso pronto el escudo del Barcelona en la piscina, no tardó en llenarse de sus amigos. Los 'toiss' de Maradona, sus amigos, familiares, y seguro que algún que otro desconocido.
"A veces había 30 o 40, amigos, primos, comiendo, bebiendo…Ibas a las 10 de la noche y había diez o 12, sentados en el suelo, viendo películas, de risas, hasta las 3 de la mañana… Salían mucho, había dinero", cuentan en el documental.
Fruto de esa nueva vida de estrella, Maradona se topó con su primera gran traba en el Barcelona. Su carrera sufrió dos grandes frenazos, una en cada temporada que vistió de azulgrana.
En su primer año se perdió casi toda la segunda parte del curso por lesión. Una lesión del todo inusual para un futbolista, la hepatitis. Pero no era una hepatitis corriente, era una enfermedad venérea.
"La hepatitis escondía en realidad una venérea; pero como eso era intolerable, no se podía contar eso a los medios; desde el club se generó una manera de explicarlo que fuera razonable para el tiempo de reposo necesario", explicó en la cinta el periodista Fabián Ortiz.
Cuando volvió Maradona, tras los largos meses de baja por enfermedad, el Barça era distinto. Sí, llegó para terminar la temporada, y ganar la Copa del Rey y la Copa de la Liga. Su técnico, el alemán Udo Lattek, se marchó al terminar el curso.
El nuevo fue César Luis Menotti, quien fuera su seleccionador en la 'Albiceleste', y sin pretenderlo le puso en bandeja la mala vida de la noche barcelonesa.
El técnico sudamericano implementó algo completamente novedoso en el fútbol de los años 80, los biorritmos. ¿Que se juega los domingos a las 16.00 de la tarde? Se entrena todos los días a esa hora.
Eso permitía a Maradona compaginar los entrenos con la noche, y eso empezó a empañar su imagen. Maradona parecía que no había aprendido, pero por suerte o desgracia, tras sólo cuatro jornadas de Liga en la 1983-84, Goikoetxea le reventó el tobillo.
Se le pronosticó una baja de seis meses, casi toda la temporada, pero Maradona volvió tras sólo tres y medio. "Se tomó muy en serio su recuperación", dijeron. Pero ya nunca fue el mismo.
Se encontró un Barcelona frustrado, y eso se le contagió. Además, la prensa empezó a señalar sus salidas nocturnas. Ese ambiente le pasó factura a Maradona.
En la penúltima jornada de Liga, Maradona terminó expulsado, tras soltar un patadón a un rival del Espanyol. Un par de semanas después se enfrentaría al Athletic Club en la final de Copa.
Maradona quiso su venganza, y no la logró sobre el terreno de juego. Al menos, no jugando al fútbol. Aquella final al ganó el Athletic, pero se recordará por la salvaje trifulca desatada por Maradona.
Fue su sentencia. La directiva azulgrana decidió que lo mejor era venderle, y le encomendario la tarea de negociar con el Nápoles a Joan Gaspart, entonces vicepresidente de Josep Lluis Núñez. Gaspart era el único que no quería desprenderse del '10'.
"Le había pasado de todo en Barcelona, aunque no le vi hacer cosas que atenten a la profesionalidad", rememoró el 'Lobo' Carrasco. "Había muchos rumores sobre el clan Maradona en la ciudad", dijo Minguella.
"Me cuentan que la última noche de Diego en Barcelona es cuando alguien le da a probar…", afirmó Marcos. Fue el principio del fin de Diego Armando Maradona. Se marchó ese verano de 1984 a Nápoles, por una cantidad ligeramente superior a la pagada por él.
"No quiso recibirme, me faltó al respeto", dijo Maradona, sobre Núñez, al abandonar el Barcelona. Su vida a los pies del Vesubio da para otro par de tomos, pero sin duda.
Clos definió como nadie lo que fue Maradona para el Barcelona: "Tuvimos al mejor del mundo y no lo disfrutamos."