Ramos no está en su mejor momento. Esto es así, sus números lo evidencian, pero ha sabido hacerlo pasar inadvertido gracias a su capacidad goleadora, impropia de un defensa central.
Desde que volvió de su lesión, el Madrid no ha dejado su puerta a cero en ningún partido que el camero haya jugado. De hecho, con él en el campo, el Madrid no termina un partido sin goles rivales desde su visita al campo del Espanyol a finales de septiembre.
Sus goles a Barcelona o Deportivo, salvadores ambos, han permitido obviar una realidad: el bajón técnico de Ramos. Ya le ocurrió la temporada pasada por esas mismas fechas, coincidiendo con los últimos partidos de Benítez.
En aquella ocasión se llegó a rumorear que Ramos estaba fallando a propósito para que el Madrid 'fulminase' al técnico español. Ahora no parece tener esa descabellada intención, la plantilla es una con Zidane y el ambiente es diametralmente opuesto al polvorín que era el vestuario de Benítez.
Algo pasa con Ramos. Quizá no sea culpa suya, o, al menos, no en exclusiva. Un equipo son once jugadores, y no se le pueden achacar sólo a uno los problemas en defensa.
Junto a Ramos están Pepe o Varane, y como escoltas los laterales, Marcelo, Carvajal y, en menor medida, Coentrao y Danilo. Y el 'chico para todo', Nacho. Finalmente, Keylor y Casilla como último baluarte. Cinco posiciones con cinco jugadores.
No puede ser sólo culpa de Ramos, pero sin embargo es al que más se le ven las costuras últimamente. Sobre todo si se corta su racha goleadora. Porque hasta ahora se le pueden excusar los fallos aduciendo que aparece para salvar al equipo. Pero si los goles salvadores faltan, se evidencian las carencias.
Por no hablar de que algo muy grave falla en un equipo si depende, partido tras partido, de que en la última jugada del descuento aparezca a lomos de un caballo blanco su salvador y capitán.