Sin convencer, resultadista y con el todo vale, el equipo blanco sumó tres puntos que le valieron para no despedirse de la Liga. Otra vez con imprecisión a la hora de definir, con más prisas de la cuenta y con desajustes atrás, el equipo de Zidane dejó patente sobre el campo que atraviesa un momento complicado.
Sin la creación de Modric, el peligro blanco empezó a llegar desde las bandas. Con un Cristiano como loco por hacer daño por un lado y el renacido Carvajal por otro, los laterales del Málaga no descansaron. La presencia de Lucas Vázquez fue un añadido por la derecha que fue mermando poco a poco la muralla de Míchel.
En el otro costado, unos 'boquerones' valientes que llegaron a Madrid con 'poco' que perder pero muchísimo que ganar. Se dejaron ver más finos que de costumbre, pero a ese extra de precisión y capacidad de crear le faltó, sobre todo después del primer gol, bastante intensidad. Empezaron mostrando una buena cara, pero les faltó decisión y buscar más.
Hubo algunos pitos para Benzema y lo primero que hizo el Madrid fue acallarlos. Sofocando fuegos, el palo se alió con él (y le quitó la suerte a Cristiano) en el 1-0. Benzema sólo tuvo que empujarla y así lo hizo. Un gol sencillo que significaba mucho, pues el francés llevaba siete choques ligueros sin marcar en el Bernabéu.
El acierto del francés encendió la caldera blanca y el equipo se vino arriba, pero el Málaga no cambió su planteamiento lo más mínimo y igualó la contienda poco antes del ecuador de la mitad gracias a la asociación Keko-Rolan. El '24' controló con el pecho un centro del ex del Eibar y puso el 1-1 con maestría.
Alegría efímera y polémica
El mejor Isco no se veía sobre el campo y toda la responsabilidad en la medular la asumió Casemiro. El brasileño robó, mantuvo el balón, lo subió y, además, deshizo la igualdad con un testarazo que bién pudo haber firmado Cristiano.
Le duró poco la alegría a un Málaga que comenzó a funcionar a intervalos. Intermitente entre el ataque lúcido y las posesiones estériles, funcionaba el cuadro de Míchel.
El show de Roberto
Sólo un hombre tuvo la culpa de que el Madrid no dejara casi sentenciado el partido en la primera mitad: Roberto. El portero del Málaga se convirtió durante el final de la primera parte en una muralla infranqueable.
Primero salvó milagrosamente un disparo del portugués buscando la escuadra de la meta del Málaga y después despejó a córner un cabezazo casi inapelable. Para terminar el 'show', una mano milagrosa a Kroos tras una triangulación perfecta del alemán con Benzema.
Sangre, sudor, lágrimas y Modric
Desde el último instante de la primera mitad, los blancos fueron consceintes de que los tres puntos serían un premio difícil. La polémica llegó al campo cuando el árbitro anuló, justo en la última jugada antes de pasar por vestuarios, un gol de Baysse por falta sobre Carvajal. Las gradas quedaron heladas y sólo se escuchaba el "Así gana el Madrid" que entonaba la afición del Málaga.
Comenzaba el Madrid a sufir conforme avanzaba el cronómetro. Costaba llegar al área y la defensa malaguista, mermada por una lesión de Juankar en la primera mitad, se mostró bastante fina durante los 90 minutos.
Con una paciencia inédita en la presente temporada, el Málaga se rió en la cara del miedo escénico e hizo del Bernabéu su Rosaleda. Y sin presión ni prisas, llegó el empate que puso por unos minutos en jaque a la Liga.
Chory, el mejor del cuadro malagueño, se sacó un disparo raso desde fuera del área que acabó envenenándose poco antes de llegar a los guantes de un Kiko Casilla que adivinó la trayectoria pero no actuó de la mejor manera. Pudo hacer más... y su equipo estuva cerca de despedirse de la Liga por ese semifallo.
Sin funcionar lo que había sobre el campo, tuvo que ser decisivo Zidane dándole entrada a Modric en sustitución del Isco menos acertado de la temporada. El croata cambió el juego del Madrid a su modo, aunque el equipo blanco nunca mostró su mejor cara.
Cristiano... y de milagro
Decidió el de siempre, aunque le costó, y mucho. Cristiano se tomó la revancha por su mano ante Roberto desde los once metros en un penalti claro que provocó Modric.
En primera estancia despejó Roberto, pero el portugués se anticipó y mandó a las redes el remate, dándole oxígeno a un Madrid que ya había comenzado la cuenta atrás remando a contracorriente.
El 3-2 no se movió y tampoco hubo muchas oportunidades de que ello sucediera. El milagro de CR7 provocó que el equipo blanco bajara líneas. Además, Zidane blindó el equipo con las entradas de Theo y Mayoral.
Sobrevivió el equipo de Zidane a un partido que le empezó a dar la espalda desde los primeros compases. Los tres puntos quedaron en casa, pero el Madrid el año pasado todavía está lejos, muy lejos, de dejarse ver por el Bernabéu.