El fútbol es injusto para algunos cuando se supera la treintena. El caso de Jakub Blaszczykowski es bastante llamativo, ya que, tras vivir el momento más importante de su carrera (la final de Champions de 2013 perdida ante el Bayern), el polaco fue cuesta abajo.
Saltó a la fama en el Borussia Dortmund. Acompañado de una trágica historia (de pequeño vio cómo su padre mató a su madre), Blaszczykowski se hizo mundialmente conocido de la mano de un Jürgen Klopp que nunca dudó de él.
Pero tras la marcha del técnico alemán, comenzó un calvario que aún no ha terminado y que ya parece bastante complicado de revertir. A la vez que el actual entrenador del Liverpool dejó el Borussia y el gran proyecto que había conseguido, Blaszczykowski fue vendido a la Fiorentina.
En el equipo italiano tan solo estuvo una temporada y su participación fue casi testimonial (1.007 minutos en 20 partidos), pero lo peor estaba por llegar. En 2016 se marchó al Wolfsburgo, club en el que milita actualmente, y, aunque tuvo oportunidades en su primera temporada (1.867 minutos en 30 partidos), su participación cayó al año siguiente (711' en 13 encuentros).
Su situación actual es más que preocupante. De los 16 partidos disputados por parte del Wolfsburgo, el polaco solo fue convocado en tres y de ellos tan solo jugó dos (12 minutos en uno y 7 en otro). Es un olvidado para Bruno Labbadia. El fútbol no tiene memoria