Quien más quien menos ya había aquella barbaridad del brasileño bastantes veces. Habrá quien sepa recitar de memoria lo que ocurrió. El choque entre dos jugadores del Compostela, el agarrón del que se zafa 'Ronnie', la pisadita y el descomunal cambio de ritmo, la suerte final antes del remate con un toque que parecía hacerle perder la posesión del balón... Pero hay más.
Por ejemplo, la lista de jugadores que corrió tras Ronaldo sin posibilidad de pararles. William, Bellido, Passi, Fabiano, José Ramón, Mauro y Chiba. Todos ellos pasaron a una historia que no fue suya.
Y aunque luego ante el Valencia también tuvo una carrera similar, más parecida por la potencia que por la cantidad de rivales driblados, lo cierto es que en ese mismo partido ya había estado a punto de conseguir ese tanto.
Por dos veces, tras sendos pases de Guardiola, Ronaldo ya había intentado regatear a medio equipo del Compostela. Diríase que esa noche estaba dispuesto a dejar su grandilocuente sello en la Liga, por entonces denominada Liga de las Estrellas por deseo de las televisiones autonómicas, que tenían el derecho a elegir el partido de emisión de los sábados.
Aquel tanto, que puso en pie a todo el estadio, salvo a un Caneda que acabó muy irritado por pasar a la historia de ese modo, tuvo 14 toques de balón de la estrellas brasileña.
Fernando Peralta, uno de los últimos bigotes entre los palos del fútbol español, es preguntado cada 12 de octubre por aquella maravilla. Lejos de enfadarse, hasta se le antoja cierta alegría por haber pasado a la historia en ese tanto. Y siempre recuerda lo mismo: "Nunca pensé que Ronaldo iba a llegar hasta mí con tanto jugador por delante".
Hubo más cosas curiosas y menos conocidas. Aquel día, Mundo Deportivo titulaba en portada "El Madrid descartó a Ronaldo", y revelaba dentro un informe que el entonces presidente, Ramón Calderón, desoyó: "Ágil, listo ante portería y de un 'dribling' espectacular. Su precio es de dos millones dólares (hoy en día, 1,6 millones de euros)".
Además, el día antes, cuando el Barcelona llegó a Compostela, Hristo Stoichkov tuvo sus más y sus menos con el subcomisario de seguridad del aeropuerto, Javier Moriño, por saltarse el cordón de seguridad e ir a hacerse fotos con unos aficionados. El responsable estuvo a punto de denunciar al búlgaro y amenazó con llevárselo a comisaría.
Y si pasó al recuerdo la celebración de Bobby Robson llevándose las manos a la cabeza tras la galopada de Ronaldo, en segundo plano quedó que su asistente y traductor, mientras tanto, le daba instrucciones al oído. Un tal José Mourinho... Y otros dos gestos que no tuvieron tanto foco: Laurent Blanc le hizo una reverencia en el campo y Pep Guardiola pidió a la grada que sacara pañuelos para celebrarlo.
El tanto, como todas las grandes historias, fue ganando en dimensión con el paso del tiempo. En caliente, en la sala de prensa, la visión de los entrenadores resultó bastante curiosa. Mientras Ronaldo aseguró que siempre trabajaba "para hacer goles así", Robson aseguró que su delantero era "como Pelé de joven". Fernando Vázquez, entonces entrenador del Compostela, y acusado de "pasarse de listillo en su planteamiento" por su presidente, hizo una curiosa valoración de aquel 1-5: "Hasta el 0-4 creía que podíamos remontar".