El Estadio Olímpico de Berlín vivió un partido sin prácticamente historia. Desde el pitido inicial hasta el final, Alemania mostró una superioridad palpable. Posesión, peligro y juego vistoso: no le faltó de nada al monopolio germano.
Con prácticamente un lleno absoluto en el estadio de la capital alemana, los de Löw jugaban arropados mientras se gustaban sobre el terreno de juego. Con la electricidad de Gnabry y el talento de Goretzka, la importancia de los costados fue notable desde el inicio.
Si bien la superioridad era palpable, el primer gol tardó en llegar. El marcador se estrenó en el 41' con una gran espuela de Ginter a pase de Gnabry. Hasta entonces, Kroos, el propio Gnabry y Klostermann ya habían avisado. Incluso Neuer fue protagonista con un paradón a mano cambiada a disparo de Stasevic.
El descanso llegó con la lata recién abierta y ese fue un duro golpe para Alemania. Y tras el descanso, llegó el asedio. Lo hizo con dos goles en seis minutos que llevaron al 3-0 nada más en el minuto 10 de la segunda mitad.
El 2-0 lo hizo Goretzka aprovechando un gran pase de Kroos desde saque de esquina y el tercero fue del propio Toni con un remate marca de la casa desde la medialuna del área. El 3-0 fue la sentencia, pero todavía hubo tiempo para más.
A un cuarto de hora del final, Neuer refrendó su protagonismo adivinando la trayectoria de un disparo de Stasevic desde los once metros. Kroos puso la puntilla en el 84' con un golazo para cerrar la fiesta. Alemania, con 18 puntos, ya está clasificada y es primera con dos puntos más que Holanda (16).