Acostumbrado a contemplar los entrenamientos de sus equipos desde un andamio, se puede decir que a Luis Enrique se le cayó en Zagreb. España completó una actuación decepcionante, cargada de errores defensivos. Quedó 'la Roja' a expensas de terceros para pasar a la 'Final Four' de la Liga de Naciones, aunque ese parece el menor de los problemas.
Porque, a fin de cuentas, el torneo no parece que sea de vital importancia para jugadores ni seleccionadores. El jugo para España está en conformar un grupo plagado de savia nueva de cara a la Eurocopa de 2020. Mimbres hay, como se demostró en los primeros partidos con Luis Enrique, aunque el equipo ha ido dando importantes pasos hacia atrás.
Se comprobó en el Villamarín y se confirmó en el Maksimir. El mayor debate de todos se centra en la portería, donde David De Gea no es, ni mucho menos, el guardameta que marcaba las diferencias en el pasado. En el Mundial tocó fondo y, tras él, se le nota absolutamente inseguro. En el segundo tanto croata tuvo miedo a salir y provocó, fallo defensivo mediante, que le cabecearan en boca de gol.
Del 6-0 en Elche al 3-2 en Zagreb hay un auténtico abismo. Entre ambos partidos, la gran diferencia residió en las alarmantes desatenciones defensivas. No ha podido dar con una zaga de garantías Luis Enrique, que ha tenido que convivir con las lesiones de sus pupilos. En el Maksimir regresó Jordi Alba, pero ni por esas. La retaguardia hizo aguas por todos lados.
En el centro del campo, Busquets no parece Busquets. A Isco le falta forma física y le sobra displicencia. Rodrigo y Morata son una sombra. Asensio, definitivamente, no está. Demasiados argumentos en contra para echar andar un barco que quiere atracar en los mejores puertos. Tiempo tiene por delante, pero de momento hay más oscuros que claros.