El Tottenham sacó tres puntos de uno de los campos más difíciles de la Premier. Gran parte de culpa la tuvo el meta de los 'hotspurs', que tuvo alguna parada de nivel antes de que Verthongen rescatara el triunfo en el añadido.
Cuestionado en rueda de prensa por ello, parecía que Mou se iba a limitar a dos palabras. "Manos mágicas", compuso Mourinho. Sin embargo, se arrancó a contar una anécdota de índole familiar.
"Mi padre jugó en este estadio ante los Wolves, en Copa de la UEFA, como portero. Siempre me decía que un portero de un equipo grande tiene que ser diferente a los demás. Porque no debe hacer diez paradas. Solo tiene una, pero cuando le llega, las manos mágias deben aparecer. Y Paulo lo ha hecho para nosotros en un momento difícil, con el 1-1", aseguró el técnico luso.
Por eso, lo consideró casi tan responsable del 1-2 como el propio Verthongen: "Esa parada ha sido muy importante para Paulo y para nosotros; después pudimos ponernos en una posición para ganar el partido".
José Mourinho también tuvo palabras de elogio para el rival. Concretamente, para el autor del gol de los Wolves, Adama Traoré.