Estaba previsto que sobre el césped artificial de Son Malferit nos deleitase con un partido igualado. Lo vimos en la ida, en El Sardinero, y lo vimos en la vuelta, en Palma de Mallorca.
El Atlético Baleares hizo de su modesto estadio una olla a presión, pero el Racing es perro viejo, y sabe navegar en aguas bravas como pocos equipos.
No hubo concesiones. No hubo prisioneros. Los dos equipos lucharon por evitar cometer el primer error, y eso tuvo como resultado un primer tiempo igualado al máximo.
El Atlético Baleares saltó al campo con bravura, mientras que el Racing parecía preferir tomárselo con algo más de calma, generando más peligro a balón parado que mediante jugadas de ataque.
El ritmo del partido, plagado de altibajos, se cortó de golpe pasado el cuarto de hora de juego, con la lesión de Kike López. El zaguero blanquiazul se rompió cuando peleaba por un balón dividido y su entrenador tuvo que hacer el primer cambio del partido. Entró Álvaro Vega en su lugar.
Mientras el cambio se llevaba a cabo, el Racing trató de explotar la superioridad numérica, y aunque logró forzar una falta en el lateral del área (que no fue penalti por muy poco), no logró transformarla en un gol que hubiera sido valiosísimo.
El peligro del Atlético Baleares llevaba casi siempre el nombre de Canario. Entre él y Nuha pusieron en apuros a la zaga racinguista durante todo el primer tiempo, pero la ocasión más clara fue de los visitantes.
La tuvo en sus botas el veterano delantero David Barral, a los 34 minutos de partido. Tras media hora sin aportar nada al encuentro, Barral recibió en la frontal y no dudó. Se sacó un zurdazo que obligó a Carl Klaus a volar para sacar de la escuadra el que podía haber sido el golazo de la eliminatoria.
El Racing dispuso de sus mejores ocasiones entonces en esos instantes, pero el fútbol tiene estas cosas. El que obtuvo el premio del gol fue su rival.
En el 39' cayó Nuha en el área mientras bregaba con Óscar Gil y el colegiado señaló la pena máxima. Un penalti que Fullana, el capitán del Atlético Baleares, no desperdició. No engañó a Iván Crespo, pero el portero racinguista no fue capaz de detener el duro disparo del rival.
Sin posibilidad de prórroga, y pese a estar el Atlético Baleares volcado en busca del segundo, el primer tiempo acabó con otro par de buenas ocasiones del Racing, que supo reaccionar al tanto y a los posteriores minutos de dominio local con una serie de buenas ocasiones de peligro.
El segundo tiempo continuó con este guión establecido, pero al Atlético Baleares se le notaba que empezaba a temer que un gol no fuera suficiente. El Racing movió ficha e Iván Ania metió al campo a Cejudo en lugar de Cayarga, y los visitantes mejoraron notablemente.
Cejudo dispuso de la primera nada más entrar con un libre directo que Vega despejó con la cabeza, pero el jugador del Racing vio castigado su extra de motivación con una amarilla en el 62'.
El Racing había dado un decidido paso al frente, y el asedio al que había sometido al Atlético Baleares en torno a la hora de juego fue recompensado en el 66' con un gol que bien valía un ascenso.
En el enésimo córner botado por los cántabros, de una jugada ensayada nació el gol de Buñuel. Enzo recibió en corto, la puso rasa en la frontal y desde ahí Buñuel batió a Carl Klaus. El balón se coló por el bosque de piernas que era el área del Atlético Baleares y el portero alemán no fue capaz de reaccionar a tiempo.
El gol fue un mazazo para los locales, que se quedaron sin respuesta. El Racing, como su rival tras el 1-0, tampoco aprovechó el bajón de su contrario, y permitió que el Atlético Baleares llegase a la recta final del encuentro con opciones.
Como era de esperar, con un resultado tan ajustado, en el que un gol lo cambiaba todo, el partido no tardó en afearse. El Racing hizo todo lo que estuvo en su mano para que se perdiera el máximo de tiempo posible, y de paso se cargó el ritmo del partido.
Los jugadores del Atlético Baleares empezaban a desesperarse, pero curiosamente quien acabó viendo la tarjeta roja vestía de negro y verde.
Cejudo, en el minuto 93, soltó un codazo a Canario que no pasó inadvertido para el colegiado. Le mostró la roja directa y el Racing jugó los últimos minutos de la elimiantoria en inferioridad.
El propio Canario tuvo en sus botas el 2-1, a segundos del pitido final, pero su volea desde dentro del área se marchó por encima del larguero de un Iván Crespo que respiró aliviado.
El pitido final trajo la euforia al banquillo visitante, y la desolación a jugadores y aficionados del Atlético Baleares. El Racing volverá a Segunda tras el descenso de 2015, mientras que el Atlético Baleares aún dispondrá de una oportunidad para seguir adelante, pues jugará contra los supervivientes de la primera ronda dos eliminatorias más, tras las cuales conoceremos a los dos equipos que acompañarán a Racing y al vencedor del Recreativo-Fuenlabrada a la Segunda División.
El Racing, por su parte, se medirá al que resulte ganador de esa otra eliminatoria entre primeros de grupo a doble partido por el título de campeón de la Segunda B 2018-19.