Lo del Liverpool tiene mucho mérito. Klopp ha conseguido sacar el máximo rendimiento de cada futbolista de su plantilla, y eso es, en parte, lo que define a un buen entrenador. Los 'reds' se impusieron en Southampton, en el partido atrasado de la jornada 37, y la carrera por el título sigue viva.
El equipo de Klopp tenía una difícil tarea frente a los 'saints', que ya están salvados. Los problemas llegan por las bajas, ya que Van Dijk y Salah terminaron tocados la final de la FA Cup. El técnico alemán optó por unas rotaciones importantes que, finalmente, le valieron para ganar. Era una prueba de fuego para algunos futbolistas.
Y, para más inri, empezó golpeando el Southampton por mediación de Redmond, que protagonizó una acción inmejorable partiendo desde la izquierda, buscando la frontal y el perfil de su diestra para sacar un disparo que, tras rozar en un rival, se coló por el palo largo de Alisson. Un golazo empañado por las protestas de Klopp por una posible falta al comienzo de la jugada.
La reacción del Liverpool fue de campeón. Pronto, los 'reds' encerraron al Southampton en su campo y Firmino vio cómo le anulaban un tanto de cabeza por un fuera de juego de escasos centímetros. El empate llegaría en el minuto 27, cuando Diogo Jota recibió con espacio dentro del área y asistió para el misil de un ex de los 'saints' como es Minamino, que pidió perdón a su antigua afición.
Siguió el monólogo del Liverpool, al que solo le valía ganar para seguir vivo. La derrota convertía en campeón al Manchester City, lo mismo que el empate, aunque de manera virtual. La nota negativa, la lesión de Joe Gomez al final de la primera parte. En el descanso, Henderson entró en su lugar y Milner ocupó el puesto de lateral derecho.
Diogo Jota avisó nada más comenzar el segundo tiempo con un remate a centro de Tsimikas, autor del gol de penalti que dio el título de la FA Cup el pasado sábado. Harvey Elliott, otra sorpresa en el once de Klopp, estrelló un disparo en la madera y el asedio 'red' seguía siendo obvio ante un Southampton que respiraba poco a poco.
El 1-2, sin embargo, apareció de la forma más inverosímil: un córner que tocó un defensor del Southampton y que, tras otro despeje, tocó en la cabeza de Matip y se coló en la portería de McCarthy. Sin intención completamente, pero también vale de esa manera. Y vaya celebración se dio en la parte de la grada para la afición de los visitantes. Espectacular.
Solo en los últimos minutos, el Southampton apretó un poco en campo rival, pero el triunfo no se le escaparía a un Liverpool que si algo tiene es fe. Remontada épica, con reservas, rotaciones importantes, la mente puesta en la final de Champions League y una última jornada de la Premier League que se presenta apasionante.