'La Roja' viajó a Rusia henchida de confianza y regresó cabizbaja, dejándose por el camino a Julen Lopetegui, Andrés Iniesta, David Silva y Gerard Piqué. La tragicomedia comenzó dos días antes del Mundial y tocó fondo ante Rusia en una agónica tanda de penaltis.
Fernando Hierro dio un paso al costado y Luis Enrique asumió el reto de liderar la nueva etapa de una transición de una etapa dorada de la que ya sólo quedan los recuerdos. El técnico asturiano aterrizó en Las Rozas sorprendiendo a propios y extraños con una inusitada simpatía ante los medios.
Reconocido por su carácter agrio, Lucho advirtió desde el primer día que su intención era la devolver a la Selección Española al Olimpo del fútbol, reconociendo que tiempos pretéritos fueron mejores, subrayando que añorar a la mejor generación de su historia era un camino errático.
Apenas se vieron algunas trazas del libreto que intenta inocular Luis Enrique a esta España. La verticalidad que se le presuponía por su etapa en el Barcelona brillaba por su ausencia, diluida en la rigurosidad defensiva que proponía Southgate, respaldado por alcanzar las semifinales del Mundial.
Sin embargo, Inglaterra se fue dejando llevar por su sino e inauguró el correcalles de Wembley a los diez minutos. Los locales explotaron las vicisitudes de la defensa adelantada que profesa el asturiano, aprovechando los metros a la espalda de la zaga para armar el contragolpe. Kane buscó la profundidad de Shaw, y este conectó con Rashford con un balón medido para batir a De Gea.
Lejos de venirse abajo, la Selección Española sacó a relucir el pundonor de otrora y contestó a los pocos segundos. Carvajal descubrió la autopista del carril derecho y combinó con Rodrigo, que buscó a Saúl con un pase atrás que tenía escrito el 1-1 en todos los parches del balón.
El intercambio de golpes transformó el encuentro, liberando a dos equipos locos por la música en la catedral del fútbol mundial. Se olvidó Londres que nadie baila como España su canción favorita, que balón y espacios son demasiados mimbres para un grupo ávido de gloria y reinvindicación ante su nuevo entrenador.
Thiago encontró a Rodrigo a balón parado para firmar el 1-2. El delantero del Valencia correspondió a la confianza adelantándose a los defensas de Inglaterra, exhibiendo su candidatura para ser el '9' de 'la Roja'. Capricho del destino, Luis Enrique se adelantó en el marcador gracias a la pizarra, el gran arma de Southgate en el Mundial.
Remontado el tanto de Rashford, comenzó el recital de David De Gea. El guardameta español mantuvo el resultado gracias a una exhición que comenzó en el primer tiempo pero tuvo su mayor esplendor en el segundo. Aunque una salida en falso pudo empañar su gran actuación, el portero se reinvidicó tras un Mundial desconocido.
Más allá del tanto anulado en los últimos compases del encuentro a Inglaterra, España supo sufrir y conservar un resultado que se ganó durante los 90 minutos. Aunque apenas exhibió nuevos matices en el juego, Luis Enrique apostó por Saúl, que no jugó ni un minuto en el Mundial, ratificó su confianza en De Gea y Rodrigo, y dio la alternativa a Marcos Alonso, demostrando en Wembley que llega con algo más que buenas intenciones.