Amor a unos colores

La historia de Jamie Vardy es una de esas que merece ser escrita y contada en una película. No llegó al fútbol profesional hasta los 25 y no debutó en la élite hasta los 26. Ahora, a sus 37 años, quiere devolver todo el cariño que le han dado con un ascenso del Leicester.
A sus 36 años, Vardy vivió uno de los momentos más difíciles de su carrera. El Leicester, el club que confió en él en 2012 cuando jugaba en una Non-League, descendió a los infiernos después de llegar al cielo en 2016, en el que es aún uno de los títulos más memorables en la historia del fútbol mundial.
Pero Vardy, al contrario que otros jugadores que abandonan el barco, fue como el capitán del Titanic. Decidió quedarse en el navío que ahora está a punto de emerger, el de los 'foxes'.
No le pesan las piernas al delantero de 37 años. Es el quinto máximo goleador de la competición con 15 tantos y el máximo artillero entre los treinteañeros. Y es que el gol nunca se ha cansado de estar en sus piernas. De hecho, es el segundo máximo goleador en la historia del club y, si aguanta un año más, podría alcanzar al primero.
Cuando la mayoría de personas hubiesen decidido colgar las botas y marcharse con su familia, Vardy optó por la familia deportiva, por recuperar para la causa a un Leicester al borde del ascenso.
Y es que Vardy no se iba a ir sin prestar su último servicio. Quién sabe, sólo él, si finalmente colgará las botas si asciende el Leicester o bien se da un último capricho en la élite.