Cuando se sorteó la fase de grupos de la presente edición de la Champions League, la diosa fortuna quiso que FC Barcelona y Juventus de Turín quedasen emparejados. Un duelo entre dos gigantes que acapararía la atención por sus dos grandes estrellas: Leo Messi y Cristiano Ronaldo.
Ambos futbolistas han sido los dos grandes dominadores de los tres últimos lustros en el fútbol mundial, repartiéndose los Balones de Oro y los grandes títulos de manera habitual y rutinaria, pero el tiempo no perdona a nadie.
Sin hacer de menos a los dos astros, esta Champions está evidenciando que ambos ya han disputados sus diez mejores partidos en la competición, algo que pagan también sus equipos. Otrora grandes favoritos al título, tanto Barça como Juve parecen hoy día a años luz de los equipos punteros del continente.
En sus duelos directos de la fase de grupos, los dos equipos dejaron mucho que desear. En Turín, una Juve mermada no inquietó a un Barcelona en construcción y fue superada por 0-2. En la Ciudad Condal, los equipos se intercambiaron los papeles y la 'Vecchia Signora' abusó de un paupérrimo cuadro 'culé' que cayó por 0-3 y perdió la primera plaza del grupo.
Ello condenó al Barça de Messi a jugar los octavos de final ante un PSG que pasó totalmente por encima del cuadro 'culé' con un humillante 1-4. De igual modo, gracias a su victoria en el Camp Nou, la Juventus tuvo la 'suerte' de medirse con el Oporto, pero en el duelo de ida en Do Dragao se vio que el nivel del cuadro transalpino está muy lejos de la élite al cosechar una derrota por 2-1 que pudo ser mucho más abultada.
Dos derrotas que, ya tras lo visto también el año pasado, no son fruto de la casualidad. E incluso ya en sus propias ligas ni Barça ni Juventus son los principales favoritos para ganar, algo que hace unos años parecía una quimera.
Y es que por desgracia, salvo que el tiempo diga lo contrario, parece que dos de los equipos de la vieja guardia europea han perdido su sitio y necesitan reinventarse para volver a dominar. Una vuelta de tuerca que, probablemente, deberá llegar sin dos monarcas (Leo y Cristiano) que, lejos de sus fronteras ligueras, parecen más débiles que nunca y casi derrocados.