Un único tanto del Tarazona en la primera mitad dio el pase a la final por el ascenso a los aragones. El Palo de menos a más, llegó a acumular varias ocasiones en los minutos finales para haber vivido un nuevo milagro.
Lo bueno de soñar es que no hay límites para ello. Y no hay versión mala, porque todo lo conseguido hasta aquí era un premio, no una obligación. Da pena caer cuando se veía la tierra firme del oasis, pero no pudo ser. Cerca de la gloria y con orgullo, así firmó su eliminación del 'play off' de ascenso el equipo de Funes.
Como en la ida, sobró un inicio algo inestable que permitió a los aragones ponerse por delante. De cabeza, otra vez aprovechando un despiste, los locales ya tenían el único tanto que necesitaban gracias a Ballarín. Y se dedicaron a vivir de esa renta.
El Palo, por su parte, repitió la digestión lenta del tanto, como en San Ignacio. Pero sucede que en esta ocasión faltó más metralla para la reacción. De hecho, en la primera mitad prácticamente no gozó de ninguna llegada peligrosa para haber metido miedo al rival.
Poco a poco, el duelo se fue abriendo. Y ello supuso el peaje de recibir algún susto. Manolo Reina, eso sí, estuvo atento para evitar que el castigo fuera doble y pusiera el sueño imposible.
En los últimos minutos, ya con Nacho Aranda como delantero centro, El Palo lo intentó de varias maneras. Cazorla, héroe de la ida, la tuvo de cabeza en la ocasión más clara, pero el cuero pasó por encima del travesaño.
Hasta en el minuto 50, con Manolo Reina ya incorporado al remate, pudo haber llegado el tanto de un nuevo milagro. Pero no estaba escrito que quedara un último capítulo para haber puesto la matrícula de honor a una temporada de sobresaliente.