Era solo un amistoso, pero a Nyom le saltó el relé y soltó una desproporcionada patada a un rival del Stade Rennais que, como es lógico, le costó la amarilla. La puntilla al dolorido jugador del club francés se la dio Damián Suárez, quien le pegó un pelotazo en la espalda mientras se retorcía de dolor en el suelo.
Parece ser que Bordalás plantó la semilla, y su filosofía ha perdurado sin él en el Getafe. El equipo azulón, caracterizado por su juego duro, al límite del reglamento, demostró que no entiende de amistosos ni en pretemporada.
Era el segundo encuentro del Getafe de Míchel, pero en solo 90 minutos demostró que aún queda mucho de Bordalás en este equipo. Era un simple amistoso, contra el Stade Rennais, pero el Getafe acabó con 10.
Y lo mismo hubieran sido nueve si el colegiado hubiera sancionado como es debido este entradón de Nyom, a destiempo, sin ánimo ninguno de disputar la pelota.
El carrilero resbaló, se recompuso y llegó tardísimo a disputar la pelota que acababa de perder. Como resultado, se llevó por delante a su rival.
La acción se resolvió con tarjeta amarilla para el camerunés, pero tuvo un epílogo que casi pasa inadvertido. Damián Suárez, frustrado por lo que fuera, soltó un pelotazo que, qué casualidad, pegó de lleno en la espalda del rival que Nyom acababa de mandar directo al césped y que se retorcía de dolor sobre el verde del Pinatar Arena.