Isco y la chistera interminable

Enrique Salvatierra hace 6 años 36.5k
Benzema anotó su primer gol en Liga. EFE

Un pase magistral del malagueño descongestionó a un Real Madrid que iba camino de un nuevo tropiezo que le habría puesto la Liga prácticamente imposible. Benzema y Cristiano se estrenaron en Liga ante un Getafe siempre combativo.

En el Madrid menos solvente de los últimos años, se hace cada vez más indispensable la presencia de Isco. Zidane no negocia con las rotaciones, ni siquiera ante la necesidad de encontrar una dinámica que allane un camino que se ha complicado mucho en Liga. El malagueño esperó desde el banquillo a sabiendas, siempre a priori, de que había armamento suficiente sobre el terreno de juego, esta vez sin problemas de riego, para sacar adelante el partido.

Pero lo que antes era fácil, ahora se ha vuelto complicado. En algún momento entre agosto y octubre, el Madrid de Zidane perdió la receta. Ni los titulares solventan, ni los suplentes responden. Y el jardin de la alegría de la pasada temporada parece vivir en un invierno permanente. Que los blancos no hayan conseguido marcar aún de cabeza aporta uno de esos datos que evidencian que algo pasa.

No se puede pasar del todo a la nada en unos meses. Algo ocurre en un equipo que viene sobreviviendo últimamente gracias a la magia de Isco, que tiene para todos. Tras su doblete ante el Espanyol, salió desde el banquillo del Coliseum para desatascar un partido que se había puesto muy complicado. El estado de forma del malagueño le ha llevado hasta la nómina del Balón de Oro. Por contra, la luz de Asensio, como la de otros tantos, sigue intermitente o apagada. En este Madrid del ralentí, los chispazos del mago del Arroyo bastan por ahora para mantener un hilo de vida en Liga.

Él, como sólo él sabe, encontró a Cristiano entre la maraña de futbolistas azulones que plagaba la defensa tras el último cambio de Bordalás. Vio la rendija y le puso en bandeja a Cristiano no sólo el 1-2, sino su primer tanto en Liga de la temporada. Rabia en la celebración para responder a la impotencia vivida. Liberó muchos fantasmas el Madrid en esa jugada. También desveló la máxima de que Isco es fundamental a estas alturas de la película.

Hasta llegar a ese punto, se vivió el guión de los últimos duelos del Madrid. Dominio, ocasiones, un gol que se quedaba corto y el posterior drama con final feliz. Benzema, que brindó un esperanzador regreso bien acompañado por su gol, fue la mejor noticia de la primera parte del Madrid. El Getafe, ordenado atrás e intentando hacer daño a la contra, no se alteró tras el error defensivo que propició el 0-1.

Y de la chistera salió Cristiano

Siguió con su plan y encontró el momento para empatar. La espalda de Marcelo, nicho a explotar en la mayoría de encuentros, permitió colarse a Fajr y su centro fue tocado por Ramos, Llorente y Jorge Molina para batir a Casilla. 1-1, euforia local y temblor de piernas en el bando visitante. Zidane no quiso esperar y mandó calentar a Isco, como cuando los Power Rangers acudían al Megazord siempre a última hora.

El escenario recordó mucho al sufrido triunfo del Barcelona en el Coliseum. El Getafe vendió igual de cara su derrota. Quiso subsanar los errores de aquel día Bordalás y reforzó todo lo que pudo su armadura. Entró Lacen y Bruno a última hora. El área de Guaita estaba lo mejor protegida posible. Pero la varita de Isco abre todo tipo de cerraduras.

Tiró Zidane de él, dejó a Kroos en un segundo plano y evidenció que el fútbol del Madrid ahora pasa por sus botas. Campó de izquierda a derecha buscando huecos, hasta que lo encontró. Pase a la espalda de Antunes, que se quedó enganchado, y Cristiano fusiló a Guita para acabar con la resistencia y mantener a los blancos en la lucha por la Liga.

Tuvo un conato de orgullo el Getafe, pero la pegada no sobra en el sur de Madrid, donde volvieron a sufrir la enésima trastada de Isco, el mago con la chistera interminable. Esta vez se sacó a Cristiano de ella, y le recuperó para la causa de la Liga ocho partidos después. No ilusiona, pero los de ZIdane sobreviven, que es lo que tocaba en el día de la visita del Barça al Metropolitano.

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