Un gol de Kouamé en el tramo final del partido entre el SPAL, ya descendido, y la Fiorentina, que no se jugaba nada, valió para endulzar el cierre de temporada de los 'viola'. El partido fue bastante igualado, pero la efectividad acabó marcando la diferencia.
El fin de temporada en la Fiorentina tiene un nombre: Kouamé. Fue él quien se encargó de hacer felices a los aficionados en el último compromiso de la escuadra a costa de un SPAL inefectivo. Ninguno de los dos equipos se jugaba nada y los de Iachini fueron más serios.
Lo demostraron desde el principio. La media hora inicial de juego fue la evidencia. En la ocasión más clara de los locales, Fares estampó el balón en la madera. En la de los visitantes, Duncan sí que estuvo acertado para pillar desprevenido a Thiam por su propio palo y abrir la lata.
Pero no iban a renunciar a la pelea sus rivales aunque jueguen la próxima campaña en la Serie B. Once minutos se demoró la reacción. D'Alessandro aprovechó un buen pase de Mattia Valoti, mandó la bola al fondo de las mallas y desató un resto de encuentro bastante parejo.
Y, para pareja, la que hizo Kouamé con el gol cuando faltaba muy poquito para que se cumpliera el tiempo reglamentario. Dejó claro de nuevo que la efectividad residía en su equipo y no en el contrario firmando el gol de la victoria y un cierre de curso dulce.
Pero la cosa no iba a quedar ahí. El SPAL, ya totalmente derrotado, cometió el error de conceder una pena máxima que Pulgar no desperdició. Bonifazi la cometió y él la transformó en la sentencia. Terminan hundidos los 'biancazzurri' una temporada para olvidar.