La sonrisa de Karim es contagiosa
Karim Benzema volvió a brillar en el Santiago Bernabéu, redondeando sus dos excelsas asistencias con un gol de penalti que Cristiano Ronaldo le cedió para que limara asperezas con la afición blanca.
Más cuestionado que nunca, Karim Benzema exhibió ante el Alavés ese repertorio que le distingue de los delanteros que sólo viven de sus números de cara a portería.
El delantero francés sacó a relucir su capacidad para leer el encuentro, moverse entre líneas y dar juego a sus compañeros con su excelsa técnica característica. Fue la pausa antes de cada tempestad blanca, el origen de todos los males vitorianos.
Consciente de ello, Cristiano Ronaldo continúa defendiendo públicamente a su mejor socio, señalándole durante la celebración de un gol que se inventó Karim con un taconazo sublime.
Incomprendido por la grada, Benzema es una bendición para el delantero portugués del Real Madrid que debe pensar: 'Tú mueve, atrae y filtra, que ya marco yo todo lo que me sirvas'.
Sin embargo, Cristiano quiso que el francés se reencontrase con la afición blanca, cediéndole un penalti que sufrió Gareth Bale en los últimos compases del encuentro, dejando escapar la oportunidad de anotar un nuevo 'hat trick'.
Antes, Benzema había regalado un gol al portugués y otro al galés, en una resurrección que recuerda, a menor escala, a la que vivió en el Vicente Calderón que, en otro bache anímico, repuntó para firmar un final de temporada espectacular.
En el vestuario blanco subrayan la importancia de recuperar al francés para la causa, conscientes de que la sonrisa de Karim es contagiosa y es el momento de sonreír.