"Mereció la pena jugarme la vida por el fútbol"

Fran Navajas hace 6 años 3.9k
Diakité, en su visita a las oficinas de BeSoccer. BeSoccer

Oumar Diakité alcanzó las costas españolas a bordo de una zódiac con más de 30 personas. Su única ilusión era simplemente jugar al fútbol. Se jugó la vida por cumplir su sueño y el Centro de Deportes El Palo le abrió las puertas del club de par en par. En las oficinas de BeSoccer, Diakité repasó su impresionante historia.

La historia de Oumar Diakité es la de otras muchas almas que cruzan un mar, alentadas habitualmente por mafias que les prometen el maná al otro lado de la costa. A bordo de una zódiac cargada de inseguridades, Oumar y otras 36 personas pusieron rumbo a España sin saber lo que podían ganar y con una vida, lo más preciado que existe, que podían perder.

Unos lo hicieron por falta de oportunidades, otros por ser perseguidos e incluso torturados. Pero a Oumar lo único que le movió fue un balón. O mejor dicho, encontrar la fórmula para disfrutar de ese deporte con el que creció humildemente en las calles de Beoumi, en Costa de Marfil, donde siendo muy pequeño le captaron para las categorías inferiores del combinado nacional.

"Los ojeadores se mueven por las calles y se hacen con los mejores chicos. Jugué hasta categoría Sub 17, pero en 2015 había un problema político. No gustaban los jugadores del norte de Costa de Marfil como yo, era un problema de xenofobia. Nos obligaban a pagar si queríamos seguir jugando en la Selección", recuerda Oumar.

Como no disponía de "medios económicos", este lateral derecho intentó "hablar con gente", pero no tenía "grandes contactos". Así, la única vía posible era abandonar la Selección, pero con lo que no contaba Oumar era con la reacción de la Federación. "Me quitaron el pasaporte, todo era una mafia corrupta", explica.

Tres meses andando

Oumar optó por marchar a Marruecos, pero lo hizo andando y tardando tres meses. Una odisea que concluyó sin éxito, puesto que allí no pudo encontrar equipo por falta de papeles. Ante esta falta de oportunidades, Oumar regresó a Costa de Marfil, donde permaneció hasta que falleció su padre.

Fue entonces cuando se autoconvenció de hacer "todo lo posible por jugar al fútbol". Oumar escapó de nuevo a Marruecos, concretamente a Nador: "Me tuve que esconder en el bosque, las personas de raza negra tienen que vivir allí porque nos persiguen. Había drogadictos, personas que venían a pelearse con nosotros. Vi matar por un teléfono", confiesa.

Con los sueños frustrados en su África natal, Oumar pagó 300 dólares -una auténtica fortuna para él- y se subió a una zódiac. En ella rozó la muerte cuando el motor se rompió, quedando la embarcación a la deriva. Horas de angustia, de achicar agua esperando un milagro que llegó, en forma de salvamento marítimo.

Paco, Ettore, Mariano y un club con valores

Ya en España, Oumar conoce a Paco, al que recuerda como su "ángel de la guarda". Un ex empresario que lo perdió todo y que, a pesar de vivir casi sin nada en una tienda de campaña, dedica su vida a ayudar a los inmigrantes. Paco, un ejemplo, contactó con los dos "papás" españoles de Oumar: el restaurador Ettore Stecchini y el reputado fotógrafo Mariano Pozo.

Oumar necesitaba la buena voluntad de un club que confirmara a las autoridades que iba a firmar al costamarfileño, y ahí apareció El Palo. Un club humilde, pero pleno de valores y que no tardó ni un segundo en dar respuesta a su necesidad. Gracias a la entidad malagueña, Oumar pudo continuar su sueño.

"Cuando llegué olvidé los periodos difíciles, estoy muy agradecido por la gente que he encontrado. El fútbol es mi vida", dice entre sonrisas Oumar, asombrado por el recibimiento que ha tenido: "Es un club maravilloso, tengo que corresponder con todo lo que me han dado, que es mucho".

Se declara un enamorado de LaLiga, "la mejor competición del mundo", y alucina con Sergio Ramos: "Es mi jugador favorito, soy defensa y me fijo mucho en él. Ojalá algún día pueda jugar a su lado". Apunta alto Oumar, quien destaca "la agresividad" bien entendida como su máximo valor. "También subo mucho, como Marcelo", cuenta.

A prueba en el filial

Tras recuperar su forma física (llegó desnutrido a España), Oumar comenzó una rutina de entrenamientos con el filial. "Estuve un tiempo trabajando individualmente, pero ya entreno con el equipo. No tengo presión porque todo el mundo está alegre conmigo, el resto no importa", señala.

Uno de sus "papás", Ettore, apunta que lo más importante en sus primeras semanas en España es "que él viva". El fútbol pasa a un segundo plano, aunque fue lo único que movió a Oumar para lanzarse al mar. Ahora, este joven lateral aspira a hacerse "un sitio" en el equipo, siendo consciente de que tiene que "trabajar mucho".

Como cierre a esta maravillosa charla, Oumar espetó unas frases que remueven el alma de cualquiera: "Mereció la pena jugarme la vida por jugar al fútbol. Valió la pena arriesgar todo lo que había arriesgado, hay que darlo todo por un objetivo, incluso jugarse la vida".

El Palo es el equipo en el que Oumar sueña despierto, pero necesita mucho más. En primer lugar, un trabajo con el que poder crecer en su nueva casa. Cualquier ayuda es poca: ropa, una pequeña ayuda económica... una oportunidad. Así, todo el que quiera echar una mano al valiente Oumar puede hacerlo poniéndose en contacto con Ettore Stecchini a través de su teléfono o su correo: 657847562 (ettorestecchini@gmail.com) o con Mariano Pozo: 628324131.

Oumar Diakité expresó sus agradecimientos en el muro de BeSoccer

El lateral de El Palo disfrutó y soñó con un futuro prometedor.

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