Estas semanas, se respira un aire de contradicción en Cerdeña. Una de las leyendas del Cagliari, el maestro Claudio Ranieri, se retiró de los banquillos al final de la temporada pasada. Acababa de cuajar la salvación del equipo de la isla con tan solo un punto de ventaja sobre el Frosinone, el más elevado de los tres descendidos a la Serie B. Todos comprendieron su decisión y se le rindió un sentido homenaje.
El propio estratega, en algunos medios de comunicación, confesó que, a sus 72 años, no se cerraba puertas a dirigir a alguna selección nacional. A lo largo de su trayectoria, tan solo ha tomado las riendas de una patria, la de la Grecia, pero su estadía helena tan solo duró 4 encuentros, 3 perdidos y uno empatado, antes de desembarcar en el King Power Stadium y hacer del Leicester City un campeón de Inglaterra.
La despedida de su capítulo sardo era el broche de oro a casi cuatro décadas de arduo trabajo que habían culminado con el mejor de los honores para él: una meta humilde, la permanencia. El asunto es que, seis meses después de su adiós, la Roma contactó con él. Ni el cese de Daniele de Rossi ni la llegada de Ivan Juric habían servido para mejorar las prestaciones de unos 'giallorossi' lejísimos del acceso a Europa.
Claudio Ranieri, romano de nacimiento, aceptó la misión e inició su tercera etapa en el Lacio. Curiosamente, la tesitura actual del Olímpico no dista demasiado de la del Cagliari. Mientras el conjunto de Cerdeña se halla tan solo una unidad encima de la quema, el de la capital solo dispone de 3 hebras de colchón, con lo que, aunque se presuponga un cambio brusco y temprano para los de amarillo y rojo, son, en este momento, las mismas urgencias.
De ahí que la afición que tanto ha idolatrado al 'Vecchio Signore' se haya visto en una encrucijada moral: ¿es una traición haber anunciado un retiro, con una temporada firmada por delante, para cambiar de opinión en tan solo medio año o es comprensible que esto haya ocurrido teniendo en cuenta que el teléfono que marcó el número de la leyenda es el de su tierra? ¿Son los agradecimientos por el pasado suficientes para justificar la incomodidad del presente? El respetable deberá esperar a marzo para pronunciarse, cuando el técnico recibirá a los 'rossoblu'.