El Real Madrid se impuso por 2-1 al Barcelona en el 'Clásico' en una victoria que pone a los blancos en una gran disposición de luchar por el título de Liga. Benzema y Kroos marcaron los goles de un equipo que sacó muy buena nota en lo táctico. Y ahí, el gran culpable es Zinedine Zidane.
Cualquier aficionado del Real Madrid tiene claro a quienes debe poner las velas este año. Vinicius está de moda tras sus buenos partidos, Courtois ha salvado más de un punto este año y Ramos, cuando ha estado, también ha dejado lo suyo. Pero los nombres que se repiten cada cuatro días, los 'TT' de las celebraciones 'merengues' son los de Karim Benzema y Toni Kroos.
Uno prepara los guisos con la paciencia, el conocimiento y ese puntito de picante que necesitan los buenos platos. El '8' ya suma tres dianas y diez asistencias, pero su grandeza va más allá de los números. Es el timón de un conjunto que este sábado supo navegar en el aguacero de Valdebebas, aunque ante el Barça tuvo que saber adaptarse a un papel algo más secundario.
De Benzema ya está casi todo dicho. Esta vez, el francés unió las dos parcelas que más se comentan siempre de él. Una es la belleza, la calidad, el talento. De esto, casi nadie duda ni dudó nunca. Pero la otra, el gol, le ha costado más de un dolor de cabeza. Siempre se le acusó de poco olfato, pero ante el Barça apareció para, con una mezcla de ambas, abrir el partido.
Pese a todo esto, empezó mandando el Barcelona en el 'Clásico'. Y es aquí donde aparece Zinedine Zidane. Si el resultado hubiese sido otro, posiblemente el francés y sus órdenes habrían sido criticadas. Pero la realidad, intentando dejar al margen el resultado, es que los planes del técnico salieron a la perfección para que se viese al Madrid de las 'finales' de este año. Los derbis madrileños, los 'Clásicos', Liverpool, Atalanta, Inter... Cuando tuvo que responder, este equipo casi siempre sacó nota.
Con los argumentos del titular y el enfoque ya explicados, entramos en materia. El equipo de Koeman fue el dueño de la posesión y encerró a los blancos en el inicio. Pero parecía que esto casaba con lo que querían los locales. O eso o que, simplemente, les salió bien. Pero como es mejor no dejarlo todo en manos de la casualidad y la improvisación, quizá 'Zizou' logró lo que quería.
El Barça no supo romper el plan del Madrid. La bola era para los azulgranas, pero las ideas parecían más claras en el otro lado. Y Benzema se encargó de hacerlo palpable a los 13 minutos de partido. Al contragolpe, el arma que mejor usan los 'merengues', Lucas Vázquez metió un balón al área raso que Karim convirtió en el 1-0 con un certero y precioso remate de espuela al primer palo.
No cambió el guion tras el tanto. Si acaso, se vio una mayor intensidad azulgrana, seguramente auspiciada por la necesidad. Pero el daño era casi el mismo para el Madrid. La pelota no le servía al Barça para desordenar a su rival ni para amenazar a Courtois. La profundidad que le sobraba al Madrid en casi cada salida estaba totalmente desaparecida en las llegadas estáticas y planas de los catalanes.
En el fútbol, a todo plan le dan validez los goles. Tras un penalti que pidieron los visitantes sobre Lenglet, llegó el 2-0. El tanto que firmó Kroos en el 28' le vino de perlas al discurso de los blancos. Una falta al borde del área se convirtió en el segundo tanto, aunque mucho tuvo que ver la fortuna. Y es que hoy, hasta la suerte estaba de lado del Real Madrid.
El alemán puede presumir de tener uno de los golpeos más precisos del fútbol mundial, pero su lanzamiento dio hasta en dos rivales antes de entrar. Especialmente decisivo fue el primer rebote. El balón fue a la espalda de Dest y cogió portería. Despistó a Ter Stegen, aunque no del todo a Alba. El lateral, que estaba en el palo de la barrera, reaccionó para cabecear, pero eso no evitó que el 2-0 subiese al marcador.
Le sentó de lujo el gol al Madrid. Reforzó la moral de los jugadores y la táctica del entrenador. Y tras otra pena máxima pedida por los de Koeman, el resultado pudo ser aún mejor, pero el palo le negó el tercero a Fede Valverde en un contrataque y el rechace lo salvó Ter Stegen con un paradón a tiro de Lucas Vázquez.
Bajo una intensa lluvia, llegó la peor noticia del primer tiempo. Lucas se lesionó y tuvo que ser sustituido por Odriozola. Fue casi el único lunar antes del descanso para un equipo que dejó la misma impresión que ya lució en todas las 'finales' a la que se ha enfrentado este año. Y justo la contraria que en más de un partido de los que parecían 'asequibles' antes de empezar.
La segunda parte le restó nota al equipo blanco, aunque posiblemente fuese mérito del rival. Mejoró el Barça, pero la sensación de peligro de los de Zidane seguía ahí. En menos ocasiones, pero en la misma intensidad.
Empezó a encontrar huecos el cuadro de Koeman, que pudo recortar distancias con un casi gol olímpico de Messi. Courtois se vio superado en una de las primeras tareas que tuvo que hacer. Aunque la siguiente sí pudo con él.
Mingueza batió al portero belga con un remate poco ortodoxo pero muy efectivo. Una de las pocas veces que la bola se metía entre la muralla 'merengue', el defensa se vio casi sin marca y remachó la jugada para apretar el marcador.
Zidane metió a Asensio por un Valverde que venía de lesión. La idea no cambiaba demasiado y se confirmó con la entrada más tarde de Mariano y Marcelo por Benzema y Kroos. Ante el dominio rival, bandas frescas y piernas nuevas para hacer daño al contragolpe.
A punto estuvo de responder al 2-1 con un mazazo el Madrid, pero el balón que cortó Araujo acabó en el palo de su propia portería. Courtois apareció para salvar con el pie un pase de la muerte de Jordi Alba. Por su parte, Vinicius cambió todo el acierto de Champions por la falta de puntería. Desperdició un mano a mano ante Ter Stegen por intentar darle el gol a Benzema, pero se le quedó corto el pase.
El partido llegada a su fase decisiva y se partió más que nunca. El Barça llegaba obligado y con más corazón que cabeza. Supo sufrir el Madrid las llegadas y la acumulación de rivales en el área. Su consuelo era la posibilidad de algún contragolpe que matase el encuentro, pero pronto entendió que saber sufrir también es un arte.
Tras un par de ataques que Isco y un centro envenenado de Odriozola, el Barça hizo 'all-in' y se topó con la expulsión de Casemiro. Dos amarillas en un minuto le mandaron a la ducha antes de tiempo, lo que le dio más épica aún a los últimos minutos. Tras un tercer penalti que pidieron los 'culés', Ilaix tuvo la última, pero el larguero libró al Madrid del empate y le posicionó en la segunda plaza de la lucha por el título.
A la espera de lo que haga el Atlético, el Madrid, al que le llega la Champions entre semana, se coloca con 66 puntos, los mismos que los 'colchoneros', a falta de nueve jornadas. Esta noche dormirá líder, algo impensable hace solo unas semanas.