Dos de los gestos más típicos de los ex entrenadores del Madrid y técnicos rivales este domingo nos servirá para relatar cómo se desarrolló un Tottenham-Everton del que algunos esperaban mucho más. Especialmente por los locales.
Ancelotti hizo de su seña de identidad aquellos levantamientos de ceja que, con un solo gesto facial, tanto pueden transmitir. Justo como hizo su equipo. Y qué decir del dedo de Mourinho que un día acabó en el ojo de un señor al que todos conocen ahora como 'The Observed'. El mismo que acabó señalando hacia abajo tras el mal partido de los suyos.
Pues el técnico italiano le bajó el dedo a Mourinho a base de seriedad y valentía. Y eso que Richarlison no tuvo su día. El que sí estuvo a un gran nivel fue James Rodríguez en su debut como 'toffee', así como Pickford, que neutralizó al Tottenham las pocas veces que encontró luz en su negro partido.
El Everton pudo irse al descanso por delante en el marcador, pero Richarlison pecó de egoísta en el primer cuarto de hora de partido. Con Lloris ya regateado, el brasileño tiró sin ángulo en vez de habilitar a un Cavertl-Lewin que estaba frente a la portería y sin marcaje alguno.
Son y Kane protagonizaron la mayor parte del poco y aislado peligro local. El coreano sirvió un centro-chut al que no llegó el inglés por muy poco en el segundo palo. Poco después, sería Pickford el que dejaría sin gol a Alli y Doherty con dos buenas respuestas a sendos tiros en el área.
El Everton, antes del descanso, rozó el tanto con Richarlison, con un buen zapatazo que mandó a córner la defensa, y James. El colombiano, muy activo y con ansias de protagonismo, se quedó a centímetros del gol tras un tiro de zurda ajustado al palo que no entró por poco.
Tras el descanso, un balón medido de Digne a la cabeza de Calvert-Lewin hizo olvidar un mal remate de James cuando lo tenía todo para, al menos, hacer trabajar a Lloris y otra buena ocasión del desacertado Richarlison. Pero el cabezazo impecable del delantero 'toffee' en el 55' sí logró subir el 0-1 al marcador. Merecido.
Mourinho hizo entrar a Sissoko en el descanso por Dele Alli y acabó con la poca magia que podía aparecer en el césped. El gol hizo entrar en depresión a Mourinho y su dedo fue descendiendo poco a poco hasta esconderse bajo el fantástico tapete del Tottenham Hotspur Stadium.
De hecho, fue el Everton el que más lo intentó en la recta final. Coleman, de volea, y de nuevo Richarlison pudieron ampliar un marcador que apenas sintió miedo de perder su cero local con dos remates sin alma de Kane.