Cuando André Gomes se marchó cedido al Everton, muchos consideraron que la operación significaba quitarse un gran peso de encima. El tiempo se ha encargado de quitarles la razón.
El luso vivió dos años terribles en el Barcelona, donde no gozó nunca de confianza. El 4 de marzo fue un día especialmente duro para el jugador, cuando el Camp Nou el abucheó al sustituir a un lesionado Andrés Iniesta.
Los 37 millones de euros que los azulgranas pagaron al Valencia se antojaron demasiado caros durante aquellas dos temporadas. Aunque las expectativas que se montaron en torno a él también hicieron daño.
Las constantes etiquetas y tener que hacer olvidar el recuerdo de Xavi supusieron una gran carga. Hasta tal punto que el jugador confesó que estaba viviendo "un infierno" y que se sentía "avergonzado" por sus actuaciones, incluso había días en los que no salía de su casa.
Sin embargo, en el Everton ha encontrado su lugar. Pese a que una lesión le impidió debutar desde el inicio de temporada, ahora se ha asentado en el once titular y no tiene pienta de que le vayan a sacar de ahí.
Desde entonces, ha sido nombrado en dos ocasiones mejor jugador del partido, ante el Brighton y el Cardiff. Ambos encuentros fueron clave para meter a los 'toffees' entre los seis primeros de la Premier.
André Gomes se ha ganado el corazón de los seguidores dentro y fuera del campo. Su elegancia con el balón combina con sus gestos en la calle, como cuando le compró un abrigo a un joven que esperaba un autógrafo mientras se helaba de frío.
Ahora, que se lo empieza a rifar media Premier, el jugador sólo piensa en Goodison Park. "Me siento feliz, me siento diferente. Es una mezcla entre la libertad y disfrutar de lo que estoy haciendo ahora.", comentó tras un partido a 'Sky Sports'.