El desaire tras Wembley, con polémica por redes y algo dantesca rectificación posterior, supone el primer gran problema en el vestuario del Barcelona. Por cómo lo ha expresado y su carácter, el chileno ha puesto ya en un brete a Valverde, al que le toca mover ficha.
Lo ocurrido ante el Tottenham da continuidad al gesto que ya tuvo el internacional chileno en el anterior encuentro, ante el Athletic. Cuando vio que su dorsal era el elegido para que entrara Messi en su puesto, se mostró incrédulo e hizo un gesto de disconformidad.
La cuestión en sí no es grave, pero supone que Arturo Vidal deja entrever su genio demasiado pronto. Apenas ha comenzado la temporada y ya está torcido por lo que considera menos minutos de los que debería llevar.
Hace tiempo que no hay un jugador así en el vestuario, y su temperamento es de sobras conocido. Por tanto, al entrenador del Barça le tocará hablar con él y hacerle ver que la campaña es larga, que habrá minutos para todos y que debe ir cogiendo la forma poco a poco.
Por otra parte, en oficinas la cuestión se ve de diferente manera. Entiendo lógico y hasta festejan el mosquedo del ex del Bayern, pues ello habla de su carácter competitivo a cada momento.
Además, entienden que si Valverde apostó por Arthur en lugar de Vidal fue para tener más posesión de balón. Por lo tanto, no habrá ninguna medida disciplinaria ni se le dará mayor trascendencia a sus manifestaciones por redes.