Su sequía le empezaba a agobiar. Por eso, daba igual el modo en que llegara el primer tanto. Y lo hizo de manera muy poco elegante. En una jugada muy afortunada, aprovechando un rebote. El barbecho se acabó en los 319 minutos.
El partido llevaba el mismo sello que las tres jornadas anteriores. Sin apenas ocasiones, sin mucho protagonismo en zonas de verdadero peligro, tuvo que salirse de la zona de remate e influencia para intentar encontrar hueco para el disparo. La defensa del Sassuolo no le dio opción.
La falta de huecos dio paso a un Cristiano que pasó más veces de las que chutó a puerta. Los pocos que conectó no crearon mucho peligro.
Sin embargo, la luz volvería en la segunda mitad. Apenas se llevaban cinco minutos de la reanudación cuando el afortunado rebote le permitió abrir la lata y soltar kilos de presió.
Se fue a la banda para mirar al público y luego se giró para que sus compañeros le fueran abrazando uno a uno.
Rota la botella...
A partir de ahí, el portugués sacó su voraz hambre para buscar más y más. Y apenas necesitó tiempo para hacer el segundo.
En una buena contra juventina, el balón le llegó por el flanco izquierdo del área. Acomodó el cuerpo, no se lo pensó y cruzó el tiro para que subiera el 2-0 al electrónico. Ahí sí compartió su habitual celebración. Mientras la grada enloquecía.
Cristiano podría haber redondeado su estreno con un triplete. Sin embargo, a 13 minutos para el final, con todo a su favor para remachar un balón a placer, mandó la bola incomprensiblemente a la izquierda de la portería rival.
Ahí se encontraba ya bastante animado. Y, en ese contexto, surgió otra buenas oportunidad para el tercerop. A rechace de una parada de Consigli, le cayó el cuero a la pierna zurda, a apenas unos metros de la línea de gol. Sin embargo, el disparo se fue al lateral de la red. Era su noveno disparo ya.
No pudo festejar más. Aunque sí llegó un tanto, el firmado por Babacar de cabeza.