Tras un par de años de devaneos constantes, el 23 de julio de 2019 estará marcado para siempre en el diario de Antoine Griezmann. Por fin pudo ponerse la camiseta azulgrana y debutó con el Barcelona en Japón.
Disputó apenas 45 minutos en el partido ante el Chelsea y abandonó el terreno de juego en el descanso, con el equipo perdiendo por 0-1 después de que Abraham transformara en gol un fallo imperdonable de Busquets.
Como era de esperar, Griezmann empezó bastante tímido, aunque con ganas de ofrecerse. Con el paso de los minutos, se soltó y empezó a combinar más con sus compañeros, fundamentalmente con un Ousmane Dembélé que estuvo tan activo como impreciso.
El ex del Atlético mostró sus buenos fundamentos tácticos al abrir hueco a Ousmane Dembélé en un contragolpe que el francés finalizó mal y luego no pudo rematar un centro de Jordi Alba desde la izquierda, pese a que se desmarcó bien.
También fue noticia en la primera mitad por sufrir una dura entrada de Jorginho, que despertó las alarmas e incluso le provocó una herida en la rodilla que no fue a mayores.
El galo fue sustituido cuando mejor estaba y en la última acción de la primera parte combinó con Jordi Alba para poner a prueba a Kepa. Su latigazo, desde dentro del área pero algo escorado, se fue desviado.