El fútbol femenino en Estados Unidos está al mismo nivel que el masculino. Cuenta con una inversión en desarrollo que supera con creces al resto del mundo, lo que les ha ayudado a levantar el trofeo mundial en tres ocaisones.
Una de las particularidades del combinado nacional es que la jugadoras elegibles deben disputar la National Women's Soccer League (NWSL). Esto hace que las mejores futbolistas ayuden al crecimiento de las más jóvenes de la competición.
Cuando les toca empezar la Universidad, como suele ser normal en EE.UU., las mejores son becadas para poder compaginar los estudios y el deporte. Luego llega el 'draft' en el que los equipos seleccionan, por orden, a las jugadoras que prefieren.
Desde ese momento, las futbolistas tienen un contrato profesional. Según la NWSL, el salario mínimo es de 16.538 dólares al año (unos 14.000 euros) y además les deben proveer de una casa y un coche con el que poder trasladarse.
De esta forma, se ha fomentado un estilo de competición que permite a las jugadoras poder vivir de lo que les gusta sin tener que compaginarlo con otros trabajos secundarios para poder llegar a fin de mes.