Un error en defensa es suficiente para que un delantero del calibre de Haaland marque. Y es lo que le ocurrió a Baku, del Wolfsburgo, en su partido de Bundesliga contra el Borussia Dortmund, que está inmerso en la pelea por no descolgarse de los puestos de Champions League.
Pasados los diez minutos iniciales del duelo, el local dio un mal pase atrás que se convirtió en uno perfecto en profundidad para Erling. Este, espoleado por su potencia física, superó al zaguero que tenía más cerca, recogió el esférico y lo mandó a la red con la pierna izquierda.
Su golpeo, con el interior de la bota, buscó colocación y potencia. Casteels no pudo hacer nada. Estaba muy cerca y ni su estirada a la desesperada ni la entrada que hizo un compañero valieron para que el punta se quedara con las ganas de dejar todavía más aparcada aquella sequía que sufrió en las últimas semanas.
Su diana, de hecho, fue la tercera en tres encuentros. Además de servir para mantener al Borussia en la lucha por Europa, se convirtió en un elemento clave para que Haaland recuperara confianza y regresara a los promedios de cara a la meta que siempre ha exhibido.