La puerta de Gareth Bale en el Real Madrid se abre para cerrarse, al menos de manera temporal. Se han dado serios pasos para cerrar su cesión al Tottenham, una solución que ambas partes ansiaban. Se trata por tanto de un buen momento para repasar por qué se ha llegado a ese punto. Desde ProFootballDB desgranamos los partidos que ha dispustado el jugador galés en el Santiago Bernabéu... y los 150 que ha dejado de jugar.
Empezando por los asuntos más básico: el zurdo ha actuado 251 ocasiones en choque oficial con la camiseta blanca. En ellos hizo un total de 105 goles y 60 asistencias. Ganó 163 (64,94%), empató 47 (18,73%) y perdió 41 (16,33%). El equipo logró 620 goles (2,47 de media) y recibió 269 (1,07). Además, marcó en 81 encuentros a 60 rivales diferentes firmando un póker, tres 'hat tricks' y 15 dobletes. Buenos números, sin lugar a dudas.
Pero la contrapartida son los 150 encuentros que se ha perdido. Es decir, ha dejado de estar en el 37,4% de todos los que ha habido en sus siete temporadas como madridista. En ellos mejoraron los triunfos (111, un 74%) y el Real Madrid cedió menos empates (19, 12,67%) y derrotas (20, un 13,33%). Aunque hubo peores promedios respecto al gol: 2,45 a favor (368) y 1,19 en contra (132).
El meollo está en los motivos por los que ha dejado de jugar Bale. El capítulo disciplinario solo le hizo perderse cuatro: uno por acumulación de amonestaciones en la temporada 17-18 y tres por dos rojas (ante Las Palmas, y por la que le cayeron un par de encuentros, y en Villarreal). Los 146 restantes los pasó entre la enfermería y la grada.
Un jugador de cristal, pero decisivo
La fama de futbolista frágil es más que merecida: hasta 29 dolencias de distinta consideración ha sufrido el atacante blanco, lo cual le ha supuesto estar 520 días de baja (casi un año y medio). Y con el denominador común de sus problemas de sóleo. 12 de esas lesiones se las hizo en esa zona, y ello le llevó a estar 272 días en el dique seco.
Pese a esos datos, cuando Bale ha estado disponible ha respondido. Más allá de su exhibición de velocidad en la Copa ante Bartra y el doblete con el que puso en bandeja la última Champions del Madrid, y con una chilena para el recuerdo, hay un registro que habla de él como tipo decisivo: el equipo ganó 71 de los 81 encuentros en los que él marcó. Únicamente se escaparon nueve empates y una derrota. No han sido tantos baladíes los suyos.
Además, su gen es el de jugador ganador. De los 16 títulos cosechados de blanco, el 25% han sido Champions. A esos cuatro trofeos suma otros cuatro Mundiales de Clubes como competiciones que más veces ha ganado. Tres Supercopas de Europa, un par de Ligas y Supercopas de España y una Copa del Rey cierran su palmarés. Y visto de otro modo: once títulos internacionales, cinco domésticos.
En un vistazo más global, encontramos que ha promediado 0,53 goles y 0,3 asistencias por cada 90 minutos tras 3,76 tiros, 1,55 de ellos a puerta. Manejar una puntería del 36,26% habla de un gran disparo. Como guinda, una media de 1,02 pases clave y 3,22 regates con éxito.
Sin duda, el mejor año de Bale fue el curso 17-18, donde se vio su último gran rendimiento. Anotó 21 goles en 39 partidos y acabó jalonado por los títulos de Champions, el Mundial de Clubes y la Supercopa de Europa. La campaña anterior había ganado dos títulos más, pero con solo nueve tantos en 27 duelos.
LaLiga mostró su mejor cara. 80 goles y 39 asistencias firmó en 171 encuentros. En Champions marcó prácticamente en uno de cada tres encuentros (16 en 55); en ekl
No hay cambios muy sustanciales en otros términos del juego con y sin Bale. Así quedan las radiografías de: posesión (57,5 con él, 57,6 sin él), tiros totales (17,3 vs. 15,4), tiros a puerta (6,9-6,8), tiros totales en contra (10,6 frente a 9,1) y tiros a puerta en contra (3,8 contra 3,3).