Gareth Bale atravesaba su peor sequía goleadora en Liga tras más de tres meses sin ver puerta. Y más de 801 minutos sin marcar para alguien cuya misión era, junto a Benzema, llevar el peso ofensivo del equipo tras la marcha de Cristiano eran demasiados.
El galés no marcaba en el torneo de la regularidad desde el 1 de septiembre, frente al Leganés. No lo consiguió en diez partidos, ante Athletic, Sevilla, Atlético, Alavés, Levante, Barcelona, Valladolid, Celta, Eibar y Valencia.
Y lo había intentando de todas las formas habidas y por haber. En todos esos partidos, remató 35 veces sin que ninguno de sus tiros acabase en las mallas.
Pero ante el Huesca, en El Alcoraz, Bale por fin acabó con esta mala racha. Eso sí, sus registros dejan mucho que desear, ya que solo suma cuatro tantos en 15 jornadas.
A estas alturas del curso, solo firmó unos números tan pobres en la competición doméstica la pasada temporada, con dos goles, pero sólo había disputado cinco partidos por las lesiones.
Su racha en Liga contrasta enormemente con sus registros en Champions, donde ya ha marcado tres goles en cuatro encuentros.