Si el Madrid tiene clara su idea con Bale, la postura del galés parece aún más inamovible. La entidad quiere venderle; el jugador, quedarse. Y no resulta fácil encontrar una vía para el entendimiento, al menos a estas alturas. Quizá el paso del verano y su correspondiente mercado cambie un panorama a día de hoy complicado para la entidad.
Zidane llegó y con él el mazazo para parte de su plantilla. El francés llegó con una lista de bajas en la mano, entre ellas la de Gareth Bale. No casó en su primera etapa con él y no lo quiere en la segunda, pero se ha encontrado con una piedra en su camino. El galés, como su agente y su entorno han señalado en más de una ocasión, no quiere marcharse.
'AS' contó que fue Jonathan Barnett el que en primer lugar indicó al club que su jugador solo piensa en clave blanca. Después, el propio jugador solicitó una reunión con la plana mayor para trasladarle su intención de permanecer en la entidad. Ahí no queda la cosa, ya que además no va a escuchar ni una sola oferta que llegue a sus manos.
De este modo, una posible operación a modo de trueque con Pogba quedaría apartada de las quinielas del club, que comienza a sopesar la idea de que finalmente Bale tenga que quedarse en la primera plantilla. Lo haría, eso sí, con un papel absolutamente secundario, aún más residual tras las llegadas de Eden Hazard o Luka Jovic.
Bale se siente cómodo en Madrid, también su familia. Además, como detalló la citada fuente, es consciente de que difícilmente haya un club que vaya a abonarle los 17 millones netos que cobra por temporada en el Santiago Bernabéu. Así, el Madrid tiene un importante problema con un jugador al que desea encontrar salida sí o sí.