El Barcelona, campeón de Liga 24-25

Las matemáticas ya le han puesto la corona de campeón al Barcelona. Dos años después de aquella Liga con Xavi Hernández al mando, recupera el trono. La 28ª en azul y grana, esta vez en un proyecto comandado por Hansi Flick y un equipo joven pero muy hambriento. El mejor y el más regular de todos. Cuando acabe la competición, esta dirá que habrá sido líder en 28 de las 38 jornadas.
El equipo azulgrana, salvo un mes tonto entre finales de noviembre y diciembre, ha dominado con puño de hierro. Con un promedio de casi 3 goles por partido que le llevará a superar el centenar salvo cuestión rara. Con un hambre insaciable sobre el campo. Que dio virtualmente el título tras ganar al Real Madrid por cuarta vez en la temporada. Para cerrar la era de Ancelotti y, quién sabe, si comenzar una con Flick.
Porque el Barcelona se ha convertido en un equipo de autor. Con unos rasgos muy reconocibles que le han llevado al éxito. La línea adelantada en el fuera de juego. La altísima presión para recuperar rápidamente tras pérdida. Alta velocidad por bandas. Y, para regocijo de los 'culés', con bastante identidad de cantera gracias al protagonismo de los Lamine Yamal, Cubarsí, Balde, Fermín, Gavi, Eric García, Dani Olmo, Marc Casadó...
Nadie esperaba, o quizá solo los excesivamente optimistas, que el éxito del nuevo proyecto germinara tan pronto. Se agotó el crédito de Xavi Hernández y Deco apostó por la escuela de Hansi Flick. Sin embargo, la crisis de tesorería no permitió mucho cambio en la plantilla. Solo se pudo hacer la importante inversión de Dani Olmo. Pero ya está. El sueño de Nico Williams se pinchó. Había que tirar de chavales y reflotar algunos nombres que parecían de capa caída. El alemán, que vino para sembrar, ya ha recogido los frutos en su primera temporada.
De hecho, los títulos de Copa del Rey y Supercopa, amén de unas semifinales de Champions perdidas in extremis, han terminado de sellar un curso espectacular de los catalanes. Y con el valor extra de que esas tres conquistas se las han arrebatado al Real Madrid.
Aunque ahora pueden recitarse de memoria los pilares que han llevado al título, la temporada comenzó con los desconocidos Marc Bernal y Marc Casadó en el doble pivote. Y los menores de edad Lamine Yamal y Pau Cubarsí con galones obligatorios. Fue en Mestalla (1-2). Y ahí ya se vio lo que se convertiría en una tónica del curso: la facilidad para remontar encuentros, el resurgir anotador de Lewandowski y el desparpajo de los chavales.
No en vano, el cuadro catalán es el equipo que menos partidos ha empezado perdiendo esta campaña (9) y el que más ha terminado ganando (5).
Tras tres triunfos iniciales por la mínima, un 7-0 al Valladolid y dos goleadas seguidas a domicilio (1-4 al Girona y un 1-5 al Villarreal) permitieron empezar a desplegar las alas. Alternando alguna duda (4-2 en El Sadar) y más correctivos contundentes, el contundente 0-4 en el 'Clásico' de la jornada 11 comenzó a desatar la euforia.
Pero el citado bache de final de año trajo 4 derrotas (dos increíbles en casa ante Leganés y frente a Las Palmas) en 7 encuentros coronados con una dolorosa remontada del Atlético (1-2) en el Olímpico, hogar para toda la temporada en contra de la previsión inicial.
Un 7-1 al Valencia a finales de enero reubicó la idea del juego y relanzó al equipo hasta el título, que se celebró en casa del vecino y con la firma dorada de Lamine Yamal. Porque, desde aquella goleada, el Barcelona enlazó 15 triunfos y un solo empate (ante un Betis enrachado) con los automatismos bien asumidos. Con Pedri como bisagra perfecta y profeta de la idea de Flick. Con los demoledores números de Raphinha. Con un Lamine Yamal absolutamente dominante. Con un Szczesny inesperado que hizo olvidar la lesión de Ter Stegen y las dudas de Iñaki Peña. Con Pau Cubarsí e Íñigo Martínez validando el riesgo de jugar con la línea de atrás tan adelantada. Y con la promesa de tiempos mejores por la Ciudad Condal.