Una lección de supervivencia. Así se puede resumir la clasificación de Boca Juniors a cuartos de final de la Copa Libertadores. El 'Xeneize' cuajó ante Internacional en La Bombonera un encuentro para el olvido, pero logró sellar su billete a la próxima ronda de la máxima competición continental.
El 0-1 de la ida obligaba al cuadro de Porto Alegre a buscar el triunfo en Argentina, aunque los primeros minutos dieron la sensación de que el resultado del primer choque había sido un 0-0. Interrupciones constantes, faltas, jugadores por el suelo, protestas...
Que no ocurriese nada favorecía a Boca y pronto Internacional se dio cuenta. El conjunto brasileño, superado el primer cuarto de hora, se hizo con el control del choque y sacó provecho de las debilidades de Buffarini para generar peligro por su zona izquierda de ataque. Hasta tres ocasiones claras tuvo Inter, la mejor un disparo de Galhardo que solo el larguero pudo repeler.
La mejor noticia para Boca Juniors en la primera parte fue que se llegó con 0-0 en el marcador. El equipo de Miguel Ángel Russo no había hecho acto de presencia y debía cambiar muchas cosas en el segundo tiempo si no quería sufrir, algo que no pudo evitar.
Y es que tras otra jugada de peligro por la izquierda, Fabra acabaría introduciendo el esférico en su propia portería para igualar así la serie. Un tanto que metió el miedo en el cuerpo a ambos equipos. A Boca porque un gol más le dejaba en la lona. A Inter porque ya había hecho lo más difícil y no quería arriesgarse a un tanto que le volviera a poner por debajo en la eliminatoria.
Con ese panorama, los minutos cayeron uno tras otro, con un goteo constante, mientras las ocasiones brillaban por su ausencia . La tanda de penaltis se hacía cada vez más grande en el horizonte y creció hasta tal punto que no pudo ser ignorada por ninguno de los participantes.
Los lanzamientos desde el punto fatídico dictaría justicia. Tévez casi falla, pero la suerte estuvo con él. Cardona casi condenó a Boca, pero Lindoso equiparó los fallos para un Inter que vio esfumarse sus ilusiones con un esférico de Peglow que puso rumbo a la estratosfera.