Butarque empieza a ver la luz. Tocará hacer un milagro para lograr la permanencia, pero el primer ladrillo está puesto. Lo colocó moralmente Luis Cembranos; literalmente, lo hizo Martin Braithwaite, autor del tanto que dio tregua por un día tras un horrible arranque.
Más allá de lo táctico, el relevo de un entrenador por otro siempre implica un cambio. Renueva el ambiente y las ganas de los jugadores, que intentan demostrar para reinvidicarse o para no perder el estatus. Y así salió a jugar el Leganés.
Ello le valió para algo que era una realidad prácticamente desconocida: ponerse por delante en el marcador. Apenas se había cumplido la media hora y el atacante danés prácticamente embocó la primera ocasión clara de los 'pepineros': centro de Rosales y remate en el segundo palo.
Estalló de alegría Butarque, que hasta el momento no había sufrido porque el Mallorca, que sigue sin ganar fuera, no se mostró especialmente incisivo.
La segunda parte, demasiado trabada, no registró un fútbol mejor, pero las necesidades fueron abriendo el choque. Eso sí, Braithwaite podría haberlo cerrado antes de no toparse con el larguero en el minuto 77.
Los siete minutos de añadido dejaron mucha tensión por delante porque un minuto antes de que arrancara Jose Arnaiz perdonó un claro mano a mano ante Manolo Reina. Tenía incluso la opción de haberle regalado el tanto a Braithwaite, pero se equivocó.
Aunque mucho peor fue el fallo de Raíllo apenas un minutos después, cuando a un metro escaso de la línea de gol remató de espuela fuera cuando lo más fácil era haberlo hecho dentro.
Esos dos errores dejaban la promesa de un añadido travieso. Y así fue. Trajkovski rozó el empate con una volea dentro del área; a la contra, el Lega volvió a tener la suya. Pero el partido murió en un despeje de 'Pichu' Cuéllar de cabeza que rompió una racha de cinco meses sin ganar.