EE.UU ha vuelto a demostrar que no hay quien juegue como lo hacen las pupilas de Jill Ellis. Las norteamericanas volvieron a salir a ganar desde el primer minuto, volvieron a demostrar que saben sufrir, y volvieron a demostrar que a hacer pasar el tiempo no hay quien las gane.
El fútbol ha sido cruel con Inglaterra. El combinado británico ha ido de menos a más en este torneo, pero tendrá que conformarse con repetir el tercer puesto de Canadá 2015 o de la pasada Eurocopa.
Porque como ha pasado en todos y cada uno de los partidos de EE.UU en este Mundial, las norteamericanas salieron con el rodillo por delante y en menos de un cuarto de hora ya se pusieron por delante.
Fue a los diez minutos de partido, cuando Press, titular en detrimento de la polémica Megan Rapinoe, quien se quedó sin brazalete, sin estar en el once y sin ni siquiera jugar, cabeceó al fondo de las redes un centro medido de O'Hara.
Estados Unidos volvió a marcar primero, y volvió a hacerlo antes del minuto 13. Inglaterra, que todavía no sabía en este Mundial lo que era ir perdiendo, había salido a evitar justamente esto, pero las primeras llegadas de las americanas empezaron a poner en serios apuros a las 'leonas'.
Los nervios pasaron factura a Inglaterra durante todo el partido. El gol de Press fue el primero que los evidenció, pero no fue la única jugada en la que florecieron.
Inglaterra recuperó la sonrisa cuando nueve minutos más tarde Ellen White volvía a demostrar por qué es la gran goleadora de su equipo. Fue la primera ocasión clara de las inglesas, y White empujó al fondo de las redes un buen centro de Mead ante el que la zaga estadounidense dudó, permitiendo el remate de la ariete inglesa.
Inglaterra se volcó en busca del gol que remontase el partido, pero este no llegó. White reclamó un penalti, Mead se resbaló a la hora de chutar, y la suerte tampoco sonrió a las 'leonas' cuando Sauerbrunn fue a desviar un disparo y por poco no se lo metió en su propia portería.
Las inglesas perdonaron, pero EE.UU no. Otro error permitió que las norteamericanas trenzaran la jugada que acabó con el centro de Horan y el cabezazo medido de Alex Morgan para volver a poner en ventaja al combinado norteamericano.
Una Morgan que, como ante Francia, lució el brazalete de capitana, y que se convirtió en la primera jugadora en marcar el día de su cumpleaños. Treinta primaveras cumplió este martes la goleadora estadounidense.
Inglaterra volvió a reaccionar bien al gol, y el partido se abrió. EE.UU, en su salsa, dejando que la locura se apoderase del duelo. Porque cuando tus fortalezas son la defensa y el ataque, jugar a la contra es mucho más fácil.
Al filo del descanso el partido se afeó. Millie Bright soltó un manotazo a Alex Morgan que le costó la amarilla, e inmediatamente después fue la inglesa Jill Scott la que se llevó un golpe en la cara que en esta ocasión no fue castigado con amonestación, algo que indignó a los hoy locales.
Se esperaba un segundo tiempo a la altura del primero, pero eso nunca ocurre con EE.UU sobre el campo. Las americanas lograron llevar el partido a su terreno, y frustraron durante casi todo el segundo periodo a las europeas.
Aún así, Inglaterra dispuso de oportunidades. La más clara, el gol anulado por fuera de juego a White, quien estaba por centímetros adelantada a la zaga rival a la hora de recibir el sensacional pase de espaldas de Scott.
Diez minutos después, en el 78', ocurrió la jugada que podría haber cambiado el signo del partido. Con Inglaterra volcada al ataque tras quemar sus naves con los cambios, White cayó en el área de Naeher tras fallar una ocasión clarísima.
No dudó en pedir penalti, y cuando el balón salió, el VAR informó a la colegiada brasileña de que debía ver la jugada, porque podía haber habido contacto. La repetición no dejó lugar a dudas: penalti claro de Sauerbrunn a White.
Inglaterra tuvo desde los once metros la oportunidad de forzar la prórroga, a seis minutos del final, pero Naeher le adivinó las intenciones a una Houghton que estuvo muy lejos de tirar un penalti en condiciones. La capitana inglesa falló en el momento menos indicado.
Se salvó EE.UU, y, además, en el 87' veía Bright la segunda amarilla. Inglaterra, con diez, apretó los aproximadamente diez minutos (alargue incluido) que le restaron de partido, pero sus rivales demostraron su buen hacer en estas lides.
Cualquier equipo hubiera entrado en pánico al ver siete minutos en el cartelón del cuarto árbitro, pero las pupilas de Jill Ellis no. Controlaron los nervios, frustraron a su rival, y aguantaron hasta que el pitido final confirmó su clasificación.
Estados Unidos jugará otra final, y van ya cinco con esta. En ella, ante Holanda o Suecia, las norteamericanas buscarán su cuarto trofeo, lo que abriría una notable brecha con Alemania (dos, la única aparte del 'Team USA' que sabe lo que es repetir). Inglaterra se tendrá que conformar con la final de consolación un año más.