El fútbol encierra historias fantásticas como la que protagonizó César Bernardo Dutra en una de las noches más importantes de la historia reciente de Flamengo.
Los de Reinaldo Rueda visitaban el Metropolitano Roberto Meléndez con una justa ventaja de la ida. El 2-1 lo dejaba todo abierto ante un Junior que no cesaría en su empeño de marcar el gol que les llevara a la final.
Sin embargo, apareció César, tercer portero a principio de curso y cuarto con la llegada posterior de Diego Alves. El ex del Valencia se lesionó en la ida, por lo que estaba descartado. Alex Muralha, su sustituto, no anduvo fino y falló en el gol de Junior, algo que parece que le ha pasado factura.
El meta perdió la confianza de la afición y técnicos. Este hecho se sumaba a la lesión de Thiago, otro de los metas del 'Fla' que cayó lesionado por una fractura en el puño el pasado mes de septiembre. El infortunio máximo se cargó a los tres porteros que estaba por delante de un inédito César. No había otra.
Sin embargo, el portero, que estuvo cedido este mismo año en la Associaçao Ferroviária de Esportes del Paulista A1 para solo jugar un amistoso, no dio señales de nerviosismo. De hecho, su primera intervención fue una espectacular mano a los tres minutos de juego a un trallazo de falta.
Con el paso de los minutos, la confianza iba creciendo y César empezó a sumar paradas, gestos y salidas que les dieron a su equipo la tranquilidad suficiente para, en los momentos de más peligro de Junior, controlar el marcador y la eliminatoria.
Pero aún faltaba la guinda. El árbitro pitó un dudoso penalti para los colombianos a tres minutos del final. Chará, uno de los jugadores en mejor forma del continente, se dispuso a encarar al que hasta hace semanas estaba totalmente fuera de la dinámica de Flamengo. Y pasó.
César adivinó las intenciones del delantero y puso su nombre en la historia de su club. Además, le sacó un mano a mano a Teo minutos después para certificar el pase del 'Fla' a la final de la Sudamericana.