Mientras Juventus y PSG trataban de seducirle, Thierry Henry descolgó el teléfono y llamó a Cesc Fàbregas. Ambas leyendas 'gunners' alimentaron su amistad en Barcelona, sembrando una relación que llevó al catalán a Mónaco este mercado invernal.
Más allá de la buena sintonía, Henry le puso sobre la mesa a Fàbregas 30 millones de euros por dos temporadas y media. Tiempo estimado por el francés para apuntalar un proyecto que terminó de derrumbarse dos partidos después de la llegada del jugador del Arsenal.
Jardim, destituido a principio de temporada, volvió a coger las riendas del equipo para tratar de frenar la caída libre y salvar, al menos, la categoría. Hasta nueve refuerzos ha firmado el Mónaco este mes de enero, en aras de renovar el bloque tanto a nivel deportivo como emocional.
A sus 31 años, Fàbregas se ha encontrado un escenario hostil que no previno antes de firmar. Pese a encontrarse en las postrimerías de la tabla, Cesc tendrá ahora que remar sin Henry en uno de los mayores retos de su carrera. Para empezar, el Mónaco recibe al Toulouse sin margen de error.