El recinto alicantino, con capacidad para 29.000 espectadores, solo ha permanecido abierto a público chileno que disponía de invitación, si bien una vez comenzado el partido se ha permitido el acceso a algunos grupos de aficionados.
El contexto en el que se ha disputado el partido contrasta con el vivido hace apenas tres días, cuando Chile se enfrentó en este mismo escenario a Colombia ante 20.000 espectadores.
El centenar de aficionados chilenos se ha hecho notar con gritos de ánimo a sus jugadores, a los que se ha podido escuchar perfectamente comentar las acciones durante el partido ante la ausencia de ruido ambiental.
A pesar de la simbólica presencia de espectadores, el encuentro se ha disputado respetando el protocolo de FIFA, con árbitros internacionales y la interpretación de los himnos en los prolegómenos del encuentro.