Dos equipos alegres, dos entrenadores con descaro que están sorprendiendo positivamente ante la confianza que han mostrado en ellos. José Alberto fue el vencedor, pero Fran Fernández tiene mucho por lo que enorgullecerse.
El Almería no da por perdido nunca un encuentro, ni aunque el rival se la esté jugando y se haya adelantado por un gol tan inesperado como afortunado. Empezó el partido bien, pero poco a poco el Sporting se fue imponiendo.
La primera parte fue para los asturianos, que, por mediación de Aitor García y Carmona, llevaban mucho peligro por ambas bandas. Djurdjevic, además, se confirmó como el dolor de muelas más grande para la defensa del Almería.
En el área local, Mariño daba una oportunidad de oro que desaprovechaba Álvaro Giménez en el mano a mano. Enmendó su error el meta vigués, que volvió a dejar su portería a cero tras unas jornadas sin lograrlo.
A pesar del peligro que creaba, Djurdjevic no conseguía anotar, pero su empeño se dejaba notar. Tanto es así que se llevó una amarilla por exceso de ímpetu al encararse con Juan Ibiza. El colegiado repartió justicia.
Tras el paso por vestuarios, Alegría amenazaba de cabeza, prediciendo lo que sucedería poco después. Sobre el 65' de juego, el ariete de Plasencia remató con la espalda prácticamente, entrando el balón en la portería y haciendo el único tanto.
El Almería trató de reaccionar, pero el Sporting no se lo permitió. Fran Fernández metió todo su arsenal ofensivo, ni con esas. José Alberto le ganó la partida y respira hondo con la segunda victoria consecutiva.