El Atlético tiene dos versiones, la de Anfield y la que ha ofrecido en Stamford Bridge este martes. Un día de marzo de 2020 derrotó al campeón y un año después ha caído ante un Chelsea que no pisaba los cuartos desde el 2014.
Decía Simeone que sin voluntad, el talento no alcanza y llevaba razón. Le hicieron falta las dos cosas al Atlético para remontar una eliminatoria que dejó ir en un choque en el que no se encontró en los 90 minutos.
No estuvo nada cómodo el Atlético, Joao Félix apareció de forma intermitente, Luis Suárez continuó con su racha negativa fuera de casa en Liga de Campeones, Marcos Llorente no encendió su motor y la sala de máquinas olió a humo. En definitiva, no salió nada. Faltó mucho y a este Atlético lleno de jugadores con calidad y carisma se le exige algo más que creer.
Quiso el Atlético dominar nada más escuchar el pitido inicial y el gasoil le duró media hora. Supo esperar paciente el Chelsea y los de Tuchel fueron creciendo a medida que pasaron los minutos. El técnico alemán supo jugar, tapar los espacios y obligar al Atlético a mejorar una faceta que no domina, la de la creatividad.
Pidieron Suárez y Carrasco dos penaltis que no vio el colegiado porque no fueron para tanto en lo que fue un claro ejemplo del sentimiento que emanaba del césped. Tanta presión tenía el Atlético que se despistó en una salida, el balón lo recuperó el Chelsea y Werner dejó solo a Ziyech. El ex del Ajax no falló.
Savic estuvo en otro mundo y acabó siendo expulsado, aunque quizá fue un castigo excesivo. Antes de enfocar el túnel de vestuarios, ya en la segunda mitad, al montenegrino le tuvieron que sacar las castañas del fuego en varias ocasiones. No era la noche.
Sabía el Atlético que se encontraba ante un muro porque el Chelsea no ha encajado dos goles desde que llegó Thomas Tuchel al banquillo y Joao Félix no logró romperlo. El portugués lo intentó como pudo, de hecho, fue prácticamente el único que metió algo de miedo al conjunto inglés.
Nada más saltar al campo en la segunda mitad, Timo Werner ganó línea de fondo y obligó a Oblak a seguir para mantener con más o menos vida al Atléti. Simeone acabó quitanto a Suárez y esta vez dejó a Joao Félix sobre el campo para ver si aparecía la magia del portugués.
Pero el Chelsea continuó haciendo lo que tenía que hacer, siendo un equipo por encima en lo físico y en el plan a ejecutar hasta que dio el último zarpazo. Ziyech ya lo intentó con un disparo directo a la escuadra que salvó Oblak.
Por un codazo a Rüdiger en el pecho dejó Savic con diez a los suyos y todo quedó visto para la sentencia. Con otra contra fulgurante, Pulisic se la regaló a Emerson y este batió a Oblak con un remate cruzado. El carácter de Anfield no apareció y un Atlético desconectado dijo adiós otra vez a su mayor deseo.