La primera mitad en el José Zorrilla concluyó con el mismo resultado con el que dio comienzo el encuentro, con un Valladolid al que le costó encontrar su juego ante un Cádiz muy cerrado que no permitió brillar a los locales.
Tal y como se preveía, el cuadro andaluz salió buscando controlar el balón y se hizo dueño del centro del campo, impidiendo a los locales jugar con comodidad. De hecho, no hallaban ritmo ni continuidad en el juego, ante un rival que presionaba constantemente.
Parecía que la necesidad y la urgencia la tenía el cuadro blanquivioleta, ya que no eran capaces de mantener la posesión y comenzaban a ceder demasiado y a dejarse arrastrar por el juego embarrado de los de Sergio González.
La defensa del Real Valladolid se veía obligada a mantener la concentración, para evitar un error que tuviera consecuencias trágicas, pero lo cierto es que los gaditanos no creaban demasiado peligro. Iván Alejo es el que trató de sorprender a Asenjo con un centro chut, que el meta local despejó por puños.
El Cádiz cerraba sus líneas al máximo, bloqueando ese juego vistoso y valiente que suele caracterizar a los de Pacheta. Hubo que esperar casi 40 minutos para que se vislumbrara un posible gol, con Weissman como protagonista, aunque su remate, tras un gran centro de Fresneda, se fue a la izquierda de la meta visitante.
Poco después lo intentaba Plata, pero no logró enlazar y el balón se paseó por el área pequeña. Mas la jugada más clara para que se inaugurara el marcado la tuvo Weissman ya en el descuento de la primera mitad, con un remate de cabeza que encontró a Ledesma, por lo que se llegó al descanso con el 0-0 inicial.
Una victoria gracias a Conan Ledesma y Negredo
En la segunda mitad sí que hubo más lío. Y vaya que si hubo. Pero en esto del fútbol hay que estar concentrado hasta el último minuto si no lo quieres pagar caro. Eso le pasó al Valladolid, que pasó de merecerse ganar a perder.
El conjunto pucelano perdonó demasiado. Primero fue Monchu con un remate de cabeza cuando estaba totalmente solo en el área, pero Conan se hizo grande bajo los tres palos y paró sobre la línea de gol.
Acto seguido, el portero del Cádiz hizo dos paradas salvadoras seguidas, a lo fútbol sala, y terminó desquiciando a un Valladolid que se pensó que estaba ante el mismísimo Conan, el bárbaro.
No pudieron con él. Y poco a poco se fue animando el Cádiz. Óscar Plano se quedó cerca de uno de los goles de la jornada al buscar la escuadra con un misil desde fuera del área que con el que a punto estuvo de pinchar el balón con la cruceta del marco blanco.
Weissman lo intentó por activa y por pasiva. Acabó con las manos encima de la mesa, como todos los demás que vieron cómo el Cádiz conseguía los tres puntos tras estar tan tan cerca del gol pucelano.
Negredo entró para lo que sabe y para aportar su experiencia. Con la caña llegó el delantero del Cádiz para mandar a dormir un centro de Zaldua al que no llegó Rubén Alcaraz ni tampoco Sergio Asenjo, quien saltó todo lo que pudo y no llegó a despejar, dejando su portería completamente vendida. Negredo solo tuvo que empujarla para revivir a un Cádiz muy tocado y que ahora tiene una bombona de oxígeno nueva.