Elegir quién es el mejor jugador o quién te ha marcado más puede ser un ejercicio realmente torpe; siempre habrá un argumento para rebatir o una cabeza tozuda para no razonar. Pero no cabe duda de que hay tipos que siempre serán patrimonio del fútbol. Como lo fue Ronaldo de Assis Moreira.
El brasileño que llegó como un aval propagandístico de Joan Laporta se convirtió en uno de los mejores magos que ha tenido la vida. El Barcelona glosaba este sábado su figura con motivo de los 15 años que se cumplían desde su presentación. Ha pasado mucho. Temporal y cualitativamente.
Ronaldinho siempre fue distinto. Quedó claro en su estreno en el Camp Nou, con aquel inolvidable partido contra el Sevilla que se jugó a las 00:05 de la madrugada. En horario discotequero, claro guiño a las fiestas que tanto le acompañaron también, se bautizó con un tremendo gol en el que mostró regate y disparo.
Levantó un Balón de Oro, dejó casi un centenar de goles (de chilena, de tacón, con el exterior, tras sentar a varios rivales...), repartió unas 60 asistencias y ganó cinco títulos. Pero no será recordado por ello, sino por ser el tipo que devolvió la magia y la fe en ella. En 'Can Barça' y en todos los estadios de España que lo vieron jugar.
El tipo que fue capaz de levantar a medio Bernabéu para aplaudirle. El de los regates imposibles. El mejor padrino de Messi. Pero siempre, por encima de todo, el futbolista que jugaba pegado a una sonrisa.
Fue un auténtico genio. La historia se encargará de recordar que nadie firmó más récords que Messi. Que nadie portó el brazalete en la época moderna como Puyol. Que Xavi e Iniesta cambiaron el ritmo del fútbol. Pero pensar en Ronaldinho y en todo lo que regaló siempre despertará una sonrisa. Como este sábado, 15 años después.
Hoy, hace años...
— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) 21 de julio de 2018
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