Que el Bayern es una apisonadora a nadie sorprende. Que Robert Lewandowski hace méritos partido tras partido para llevarse el Balón de Oro, tampoco. Ante el Hoffenheim firmó un golazo tremendo, de exquisita factura.
El Bayern ya ganaba 1-0 gracias al gol de Gnabry, y el Hoffenheim buscaba empatar un encuentro que se le estaba complicando, y lo haría más cuando a la media hora el equipo muniqués salió desde su propia línea de fondo como un rayo.
Grillitsch perdió el balón en el área rival. El Bayern parecía rifar la pelota con un patadón al cielo de Múnich, pero no. El esférico fue para Lewandowski, en el círculo central.
El polaco buscó peinar el balón para dejar solo a Müller, pero no lo logró. Su compañero tuvo que bregar para no perder la pelota, y consiguió devolvérsela al ariete.
Y Lewandowski, desde la frontal, soltó un zapatazo imparable, directo a la escuadra de un Baumann que se estiró para tratar de alcanzar un balón que era imposible que detuviera. Golazo y 2-0 en media hora para el Bayern.