En San Siro manda el Milan. Eso es lo que quisieron dejar claro los 'rossoneri' desde el momento en el que pisaron el césped.
El equipo local salió como un tiro. Se convirtió en dueño y señor del balón, corrió tras la pelota y supo mantener a raya el rival. Con esta estampa, no tardaron en llegar las ocasiones para el Milan.
Kessié tuvo la primera a los dos minutos. Tras un pase precioso de Theo Hernández, le pegó y no acertó por poco. El defensa se convirtió en la peor pesadilla de la Juve. Parecía estar en todos los lugares del césped a la vez.
Theo filtró un balón a Ibrahimovic que, de tacón, intentó sorprender a Buffon. No lo consiguió el Milan esta vez.
Gracias puede dar la Juve a Buffon, que se llevó el traje de héroe a San Siro. Salvó a los suyos con una mano prodigiosa. Calabria, en el área, le pegó perfecto y obligó al meta italiano a meter el guante lo justo para evitar el tiro cuando medio Milan cantaba ya el gol.
Rebic también intentó poner contra las cuerdas a Buffon, pero también en esta ocasión respondió con solvencia el meta de la Juventus.
Y si Buffon hizo de salvador, Donnarumma no iba a ser menos. El Milan también necesitó a su héroe particular. Cuadrado disparó antes del descanso y obligó a tirarse al meta 'rossonero' para neutralizar el peligro.
Milan y Juventus dejaron los deberes por hacer para la segunda mitad. En el segundo tiempo, el guion siguió el curso del primero: salió mandando el Milan.
Del gol de Rebic... al de Cristiano
Rebic adelantó a los locales en el marcador. Samu Castillejo le regaló la asistencia y el '18' puso la magia. Recibió dentro del área y, de volea, con la deistra, remató para batir a Buffon.
Pero el partido iba cambiar y mucho... Theo, que ya había visto una amarilla en la primera parte, vio otra en la segunda mitad y dejó al Milan con uno menos en el 72'.
Con uno menos sobre el césped, el Milan comenzó a acusar el cansancio y la ausencia de un jugador tan desequilibrante como Theo. El partido pasó a jugarse frente a la meta de Donnarumma.
Y así llegó la jugada que lo cambió de todo. Cristiano se disponía a hacer una chilena en el área, no le salió. Pero el balón fue a tocar en el brazo de Calabria.
Tras revisar las imágenes, el árbitro vio claro el penalti y decretó pena máxima para la Juventus. Cristiano, desde los once metros, no falló. Le pegó con potencia y fusiló a Donnarumma.
El Milan vio cómo, de un momento a otro, pasó del control más absoluto al descontrol. Cristiano salió al rescate cuando más le necesitaban los suyos y decidió que el finalista de la Coppa Italia se decidirá en Turín.