Cristiano manda en la casa de Messi

Han tenido que pasar dos años y siete meses para volver a ver un abrazo entre Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Un acto de respeto, admiración y cordialidad antes de que empezara a rodar el balón en un Camp Nou en el que el portugués acabó impartiendo su ley.
Pocos reinan en la casa de Leo, pero la excepción la puso Cristiano Ronaldo. Era el duelo más esperado y desde Turín tuvo que viajar el luso para mandar en el templo azulgrana. No solo lo dijeron los 90 minutos, también lo explican los datos. 14 goles de los 20 que ha hecho CR7 han sido en el Camp Nou. El hogar del argentino fue asaltado.
El choque recordó a los combates de Rocky Balboa y Apollo Creed o a esa canción que tanto tiempo llevabas sin escuchar y que tanto te hizo sentir. Sin sed de revancha y con ganas de espectáculo, este asalto fue para Cristiano, mientras que Messi se fue abatido y enojado porque no solo fue el resultado lo que acabó desquiciando al rosarino.
El Barcelona dejó la sensación de un equipo que no se encontró sobre el césped, que no conectó con su juego, que faltaron dosis de actitud y que le puso las cosas fáciles a una Juventus que tampoco tuvo que sudar la gota gorda. Pirlo sacó matrícula al poner a Buffon, ese portero para el que Messi necesitó cuatro partidos para batir. El veterano portero italiano construyó un muro porque no hubo disparo del argentino que no chocara con sus guantes.
El duelo comenzó con intensidad y polémica. A los 12 minutos ya pitó el árbitro un penalti muy riguroso sobre Cristiano Ronaldo, que se echó el balón en largo en el interior del área para medirse a Araujo. Ambos chocaron con la diferencia de que el portugués cayó al suelo y el mandamás no dudó.
El goleador de la Juve y rival histórico de Messi abrochó el primero con un disparo a asegurar y prácticamente al centro. Se lo mereció la Juventus, que arrancó mejor la contienda, aunque con la duda de la pena máxima en el ambiente.
Con los fantasmas del Cádiz, el segundo no tardó en caerle al Barcelona. Ronald Koeman no se lo podía creer en su área técnica por que la defensa se durmió, dejó que el balón fuese de lado a lado hasta llegar a los pies de Cuadrado, que un toque sutil se la envió a Mckennie.
El centrocampista voló en la cara de Ter Stegen para hacer una media chilena y fusilar al portero alemán. Si Koeman dijo en rueda de prensa que no hacía teatro, al Barcelona le caerá una intensa charla. Cristiano, por cierto, también participó en la prolongación.
Hacen falta los dedos de las dos manos para contar las veces que Leo Messi disparó sobre Buffon. En la primera mitad remató en dos ocasiones y en ambas se topó con 'Gigi'. Pirlo, que bien sabe de esto, sintió el orgullo de los resultados que dejan la vieja guardia.
Con las intentonas de Pjanic y Dest, los azulgranas acabaron pidiendo un penalti sobre Messi que revisó el VAR y que no fue visto por el colegiado porque lo único que pasó es que el argentino tropezó. Griezmann desapareció, solo mandó un remate al larguero, y no fue suficiente con la juventud de Pedri y Trincao.
En la segunda mitad continuó el mismo guion. Jordi Alba buscaba desesperado a Leo y De Jong caracoleaba en las inmediaciones del área como buscando una solución al problema.
Ramsey se acercó al tercero y Ter Stegen sacó una mano providencial antes del segundo penalti para la Juventus. Lenglet volvió a sacar su brazo a pasear, le colegiado lo miró en el VAR y no hubo nada más claro que esa pena máxima.
Por supuesto, Cristiano no falló con un lanzamiento raso a un lado y con este tanto se puso la corona en la casa de Leo. Umtiti regresó en el que fue su primer partido de la temporada y, a partir de ahí, el encuentro cayó en un bucle: jugada de la Juve, jugada del Barça, disparo de Messi, parada de Buffon. Tanto fue así que el argentino hasta llegó a agarrar la camiseta del portero en un acto de desesperación total.
Bonucci quiso aumentar la vergüenza del Barcelona y su fuera de juego le quitó esa alegría. De Ligt volvió a pecar y también lo salvó del penalti la posición ilegal de Griezmann.
No le salió nada a un Barcelona que esperó el rescate de un Messi maniatado por Buffon y noqueado por Cristiano Ronaldo. El duelo 36 lo ganó el portugués, con no demasiada dificultad, para poner a la Juventus líder y dejar al Barcelona como segundo de grupo.