Argentina fue un 9 en ataque. Rozó la nota máxima, pero la propia Croacia evitó que fuese impecable por sus facilidades. Cinco minutos negros de los europeos, con un penalti cometido por Dominik Livakovic y el tanto de un Julián Álvarez que tuvo a Juranovic y Sosa como asistentes, facilitó en exceso las cosas a una 'Albiceleste' que, visto lo visto, quizás tampoco hubiera necesitado esa ayuda.
En defensa, sí tocó la perfección. De ahí el 10. No lo logró ante Arabia, Australia ni mucho menos Países Bajos, pero esta vez no hubo sustos de última hora. Croacia no dio apenas problemas en la primera parte, pero sí lo intentó después. La diferencia es que el combinado de Scaloni se lo negó en todo momento. Adelantó líneas, buscó centros y tiró el equipo de Dalic. Pero el "no es no" fue rotundo por parte de un orden defensivo que terminó por desesperar y bajar los brazos a los 'ajedrezados'.
El '9', además, estuvo de 10. Julián Álvarez participó en los tres goles de su selección, un delantero que comenzó a la sombra de Lautaro Martínez, al que ha arrasado a base de goles y un entendimiento perfecto con Messi. El delantero del Manchester City provocó el penalti del 1-0 y marcó los otros dos tantos, en los que también participó el '10'. Messi comenzó la contra del 2-0 y le regaló el 3-0. Un 9, un 10. Y ahora, a por la matrícula de honor.
Dos tiros en el pie y una masacre
No se debe restar ni un ápice de mérito a Argentina, pero tampoco se ha de pasar por alto las facilidades que, en solo cinco minutos, sepultaron las opciones croatas. Hasta el 32', minuto del penalti, no pasó absolutamente nada. Los planes rocoso de unos y paciente de otros iban de la mano en un guion esperado. Pero Croacia debe saber que eso de ir de prórroga en prórroga y caminar en el alambre, además de lo notoriamente arriesgado que es, no permite errores como los de los dos tantos.
El 1-0 llegó tras un desmarque de Julián que incluso no debería ni denominarse desmarque. Gvardiol, de gran rendimiento hasta hoy, superado, dejó una laguna inmensa entre su espalda y el resto de la zaga. Lo olió a la perfección el '9', que recibió un pase a ese espacio y encaró a Livakovic. El portero, ante la vaselina, arrolló al punta, que había fallado su ejecución, pero había logrado la llave del 1-0. Leo Messi asumió la responsabilidad, esa que tan bien le queda en este Mundial. Trallazo cerca del larguero y a celebrar en el 34'.
Cinco minutos pasaron hasta que llegó el 2-0. La 'Albiceleste' aprovechó un córner sacado en corto por Modric que se quedó en cero. O peor aún, en cifra negativa. Messi empezó un contragolpe que tuvo que dejar al irse al suelo ante un rival. La bola le llegó a Julián Álvarez, que tuvo todo lo que hay que tener para que eso fuese gol. Tuvo valentía y ambición, ya que se plantó desde su campo en el área contraria, pero también tuvo suerte. Juranovic no supo despejar y la bola rebotó en el '9', que se encontró con otro regalo, esta vez de Sosa. Apenas rozó la pelota. Y por último, tuvo sangre fría. Ante Livakovic, y a pesar de su juventud, estuvo sereno y acertado. 2-0 y a empezar a entonar el "Muchaaaachos...".
Antes del descanso, Livakovic le sacó una gran mano a Mac Allister para evitar el 3-0. Se resarció así uno de los grandes descubrimientos del Mundial, que quizás no estuvo a ese nivel que ha encandilado a todos. Pudo ser algo más precavido en el penalti, si bien anduvo bastante vendido en los otros dos tantos.
Ni siquiera en la orilla
Croacia murió en la segunda parte. Remó, remó y remó. Su capitán sacó toda la artillería, pero nada. Ni siquiera avistó la orilla. Entraron Orsic y Vlasic, dos de esas piezas que son de nivel, pero no 'top'. De hecho, ahí recae el gran mérito croata: solo Modric reluce oro puro. Sus acompañantes son de grandes materiales y mejor rendimiento, pero oro, oro, no.
Croacia tuvo el balón en campo contrario, pero se encontró con el orden defensivo que antes elogiábamos. Argentina no tembló. Casi por primera vez. Mantuvo alejado a los Perisic, Modric, Brozovic, Kramaric y cía, que solo pudieron darle trabajo al Dibu con tiros lejanos y centros que no pasaban de leves sustos.
De hecho, la más clara volvió a ser de Argentina. Leo Messi se asoció con Enzo, que se la devolvió en el área y el '10', escorado a la izquierda, se topó con Livakovic en su remate con la zurda mientras se iba al suelo. Poco después, llegó uno de los pocos momentos de pánico en el área albiceleste. Lovren no llegó a rematar una falta de Modric que estuvo unos segundos en el limbo del poder, pero que sacó como pudo el Dibu.
Parecía que había poca película que contar. Y en el 69', llegó el momento de adelantar el cartel de "fin', aunque, esta vez, sin "continuará...". El '9' y el '10' terminaron de bordar su examen. Esa pregunta que sube nota. Messi mareó a Gvardiol. Se lo llevó hasta la línea de fondo con amagos, toquecitos y ese pegamento que tiene en la bota y que atonta a cualquier rival. Cuando ya estaba aturdido, se sacó un pase atrás para que Julián, de primeras, la mandase adentro y sentenciase el pase a la final.
El resto fueron minutos pasando, argentinos entonando ese pegadizo "Y al Dieeeeeego" y croatas chutando desde cualquier lado para buscar no se el qué. No tenían que encontrar un gol del honor, porque el honor ya se lo han ganado en el campo. Lo rozaron, eso sí, en el 86', pero Lovren, solo en el segundo palo, no atinó a remachar la peinada de Perisic.
El pitido final terminó de desatar una fiesta que tiene como premio final la ansiada tercera estrella. Croacia esperará para ver si puede besar el bronce más doloroso, mientras su rival ya esperan en lo más alto a un combate final que puede acercar a su gran estrella, por fin, al cielo futbolístico. Un cielo donde, a buen seguro, tendrá un anfitrión muy especial esperándole. O dos.